El semental de confianza II
Fecha: 22/11/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... caer su bata para mostrarse una vez completamente desnuda ante el albañil.
“Mejor yo te doy de comer a ti”, dijo Ramón, mostrándole su enorme pene ya erecto.
Patricia se arrodilló ante el, y comenzó a mamársela como si fuera la primera del día.
“¿Así te la mama mi hija?, ¿Así?, ¿Así?...” le decía Patricia en ardiente trance.
“¡Mamacita!”, dijo Ramón, “¡qué bien la mamas!”, mientras Patricia lo veía a los ojos al tragarse su obscuro tronco.
Se comenzó a tocar sus labios vaginales y a meterse el dedo, mientras devoraba el pene del albañil, ya habiendo constatado la competencia que tenía en su propia familia.
“¡Párate!”, le ordenó Ramón. “Recárgate aquí en la mesa. Quiero metértela por el fundillo”.
Patricia obedeció, se apoyó donde quería el albañil, y abrió sus nalgas con las manos, preparándose a recibirlo. Ramón se posicionó tras de ella y empezó a subir y bajar su pene con su mano por la rajada de sus nalgas, lubricándola con su propia baba vaginal.
Fue reduciendo el movimiento hasta solo hacer un breve movimiento hacia arriba y hacia abajo en el ano de Patricia. De un sólido impulso la penetró con facilidad, como a su hija, tomándola de las caderas y sumiendo en ella su enhiesta masculinidad, con cierta premura, arrancándole a la hermosa cincuentona gritos de placer y rápidos jadeos.
“Tienes el culo igual de apretado que Ana”, le confesó.
“¿Si?”, contestó emocionada
“Si”, contestó Ramón. “Se te abre nomás con verlo”. Patricia y Ramón se ...
... rieron de la ocurrencia del albañil.
A pesar de la incómoda posición, Patricia empezó a gemir de placer. Ramón la tenía de las caderas mientras insertaba con fuerza y ritmo su tronco en su ano, dejando a la señora que se metiera los dedos ella misma, concentrándose en solo gozarla, sintiendo sus entrañas igual que las de su hija, calientes e interminables.
Patricia se empezó a venir con menos escándalo que su hija, dándole a Ramón pauta para que la inseminara analmente. A la señora le gustaba que el albañil la nalgueara mientras se venía, dejando su hermosa y blanca grupa con las nalgas enrojecidas. Sacó poco a poco el pene de su caliente orificio trayendo consigo un flujo significante de semen que empezó a correr por su muslo. Contrario a su hija, Patricia no se la mamaba como perra una vez consumado el acto.
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Ramón Jr. estaba algo nervioso por su comportamiento de hacía un momento. A pesar de las palabras de Ana, sentía haberla ofendido al venirse en su boca. Estaba sentado en la banca del jardín interior, descansando, cuando llegó Ana con un sexy atuendo, y se sentó junto a él.
“Mi amor”, le dijo ella en tono maternal, “está bien, tu padre lo hace todo el tiempo y a mí me encanta. De no ser así, me hubiera quitado, ¿no crees?”
“Además yo le comenté a tu papá lo hermoso que estás y que tenía planes de cogerte”, agregó ella.
El Choro recargó su cabeza en ella, como un hijo, y ella empezó a acariciarlo. El muchacho respiró profundo, ya ...