El semental de confianza II
Fecha: 22/11/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... la penetrara.
Ella se levantó un poco, dándole espacio al muchacho de acomodarse para penetrarla. Sin esperar, y presa de un incontenible deseo, el Choro le metió el pene por el ano siendo para él su primera experiencia anal, mientras con su mano le cubrió la panocha, y con su enorme dedo medio empezó a rascar sus empapados labios vaginales
Era toda la intención de ella que se la culeara por el ano. No quería que el inexperto mocetón eyaculara en su vulva dada su rapidez.
Ana se sentó por completo, aprisionando la verga del jovencito por completo, hasta sentir sus pelos acariciar sus nalgas.
Para Ana era un problema la precocidad de su pupilo. Contrario a su padre, era una bala supersónica para coger. No se quiso mover mucho para no hacerlo eyacular, pero al sentir a Ana completamente penetrada empezó a sentir las familiares cosquillas de su ya muy cercana eyaculación.
El muchacho empezó a acariciar con más vigor los labios vaginales de su hermosa maestra, pero no pudo ya más: en medio de gritos y suspiros, eyaculó al leve movimiento que Ana hizo con sus nalgas, llenándole por primera vez su intestino de su caliente esperma, en menos de dos minutos, pero atinadamente logró que ella experimentara un tremendo orgasmo, pero esta vez, con abundante eyaculación femenina, mientras el pene del adolescente permanecía durísimo dentro de su culo.
“¡Ay, ay!”, gimió ella, “¡esto no me había pasado nunca, ni con la vergota de tu papá!”, ¡Ay, qué riiiico!”, gritaba, ...
... ante su incrédulo muchacho.
Después de varios minutos de estar comprimiendo y relajando el pene del muchacho, Ana se levantó con facilidad.
“La primera vez que tu papá me cogió por detrás”, empezó ella, “¡no nos podíamos separar!”, le contó. Tú la tienes muy grande, pero la de tu señor padre es enorme. Estoy segura que tú la vas a tener más grande que él. Se sentó junto a él, vió su satisfacción, reflejada en su cara, y tal como lo hacía con su padre, bajó su cabeza y se la comenzó a mamar de nuevo.
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Patricia salió del vestidor con elegante vestimenta. Para su edad, dos cogidas la habían dejado muy satisfecha. Se maquillaba frente al espejo mientras Ramón golpeaba suavemente con su pene su hombro, insinuándole una mamada.
Era pertinente. Aunque faltaba algo para que Claudia volviera, actuó con prudencia para evitar que su hija la encontrara desnuda o semi-desnuda, teniendo conducta inapropiada con Ramón.
Y como si lo presintiera, escuchó el automóvil de Claudia cuando llegó y abrió la cochera eléctrica. Ramón se vistió rápidamente y volvió a hacer como que estaba ocupado en algo más que cogerse a Patricia.
Ramón caminó a la entrada para recibirla. Ella entró fingiendo indiferencia y lo saludó algo cortante. Ramón se quitó la gorra en señal de respeto.
“¡Adiós culito mío!”, le dijo murmurando, mientras la veía caminar hacia la recámara de su madre.
“¿Qué haces tan temprano hija?”, preguntó Patricia.
“Amenaza de bomba”, dijo ...