1. El semental de confianza II


    Fecha: 22/11/2019, Categorías: Hetero Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... ella acostumbrada a esas llamadas. “Nos soltaron temprano, a Dios gracias. Estoy cansadísima. Me vino de perlas la amenaza”.
    
    “Música para mis oídos”, pensó Claudia, al tener a Ramón en casa y estaría completamente sola con él.
    
    Patricia había preparado la comida y almorzaron los tres a la hora acostumbrada, algo tarde para Ramón, pero al tener un par de horas sin la “molestia” de la hermosa señora, pudo trabajar y adelantar bastante los detalles.
    
    Cuando terminaron de comer, Patricia volvió a su recámara, se dio una última retocada y salió elegantemente vestida, haciendo que Ramón perdiera concentración en su trabajo.
    
    “Tengo el shower de Susanita”, le dijo su madre, “y no he comprado el regalo”. Tendré que irme antes”, continuó. “¿Vas a querer ir por fin? Puedo pasar por ti como en una hora”, le dijo Patricia a su hija mayor, pudiendo escuchar Ramón la conversación.
    
    Ramón se asomó a donde estaba Claudia y le murmuró: “¡dí que nó, di que nó!”.
    
    Claudia lo vio, y sin perderle vista contestó: “¡no mami, estoy cansada!”, al tiempo que Ramón se sacaba el pene para agitarlo frente a la caliente santurrona, seguramente haciéndola babear de la emoción.
    
    Claudia, una hermosa mujer de diferente belleza a sus hermanas, era ligeramente morena, pelo negro, tan alta como su madre, de grácil figura. Nalgas y senos no tan apetitosos como los de su madre o de su hermana, pero bellos y adecuados a su porte. Se cuidaba mucho la figura y hacía mucho ejercicio, con el pretexto ...
    ... de que se la pasaba todo el día sentada.
    
    Ramón había empezado a “hacerle el favor” algún tiempo después de que se empezó a coger a Patricia, hacía cuando mucho un par de años, cuando trabajaba todos los días en su elegante residencia. Recordó como Ana era su primera opción, por ser güerita, pero ella no estaba para nada alejada de su gusto. Su esposa Lupe había engordado mucho con los partos, y su gusto eran las mujeres delgadas.
    
    “Ramón se irá como a las cinco”, dijo Patricia a su hija, “si sales, le avisas para que cierre”.
    
    Con todo lo que gozaba a la señora Patricia, Ramón quería que se fuera a su evento a la brevedad y los dejara a solas.
    
    Por fin salió. Claudia escuchó el automóvil de su madre encender y la cochera eléctrica cerrarse.
    
    Un silencio invadió la casa, roto nada más por el tic-tac de un viejo y hermoso reloj.
    
    Ramón se dirigió a la “recámara de las niñas”, como decía Patricia, y la encontró recostada, leyendo un libro.
    
    Ramón entró, caminó junto a ella y pasó a su baño. Se lavó la cara y las manos. Claudia no dijo absolutamente nada al seguir con su libro.
    
    Por extrañas razones, Claudia solo practicaba el sexo oral y manual con Ramón, siempre, a lo largo del tiempo que el albañil tenía de consolar su calentura con sus largos dedos, pero casi nunca había estado solo con ella en su casa con un par de horas que matar.
    
    Ramón se sentó en su cama, junto a ella, y comenzó a acariciar su largo y curveado cabello negro, masajeando su cabeza con sus ...
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