1. Jimi, Betty y los campeonatos de tekoki: Finales en el Maná


    Fecha: 23/11/2019, Categorías: Incesto Autor: valisdick, Fuente: CuentoRelatos

    ... alcohólicas, las pastillas de Bruno y nuestros extraños atuendos que al contrario de la ropa normal ocultaban por completo partes anodinas de nuestros cuerpos dejando al descubierto solo las más interesantes. Me puse un albornoz y los cascos con una lista de Luna a todo volumen.
    
    Desde el escenario apenas se vislumbraba al público pero si se oían murmullos de expectación, risas nerviosas, los gorgojeos de copas rellenándose y las cascadas de cubitos de hielo tintineando en los vasos de tubo. Por fin se interrumpió la música ambiente y un acople de micrófono introdujo al maestro de ceremonias, Bruno Manccini. Bruno agradeció el apoyo a las entidades colaboradoras: Horny Ram Productions, Mástil sex-shops –creí oír los aullidos de la mujer brasileña del dueño, e intuí el disgusto de él-, una conocida bebida energética, una marca de cremas íntimas que se anunciaba en televisión…, y finalmente dio paso a un miembro del staff de Bizarre TV, que explicó las normas del duelo y presentó a los contendientes.
    
    Con Eye of the tiger atronando por encima de la música de mis cascos Armando y su francesita imponente saltaron ceñidos de la cintura, exhibieron sus formas, sus músculos, sus perfecciones que despertaron todo tipo de muestras de admiración de los espectadores. Una de las strippers aristócrata saltó al escenario meneando sus implantes, asió delicadamente el miembro de Armando que incluso semirelajado lucía descomunal y le ciñó un grueso anillo retardante blanco. A él le ...
    ... tocaba la butaca de ese color.
    
    Betty y yo nos besamos en la oscuridad deseándonos suerte y saltamos al deslumbrante mar de focos cuando nuestra melodía comenzó a sonar. Miré a Betty con rostro incrédulo; había seleccionado Love Boat… Mi stripper con smoking sin pechera y dientes y muslos de yegua me trabajó con dos dedos hasta alcanzar el punto de rigidez que le permitió enfundarme el anillo retardante negro. Mientras nosotros nos encabalgábamos en las butacas ellas tomaban aceites y cremas de los que les ofrecían las strippers y se las untaban en las palmas. La francesita olisqueaba con su nariz respingona cada frasco hasta seleccionas el más aromático. Betty agarró lo primero que le dieron y vació medio bote sobre sus largos dedos.
    
    -No te preocupes, pequeñín, voy a exprimir al musculitos delante de toda esta gente hasta que llore como un bebé.
    
    En esto mi stripper de dientes de yegua y tetas de diplodocus llegó corriendo con mi móvil. Si, aciertan, el espectáculo era digno de grabarse. Recogí el pequeño teléfono, asombrado de que sus tetas permaneciesen aún adheridas al pecho. En el display centelleaba “Mandy”. Se lo mostré a Betty, que guiñó un ojo un tanto exageradamente mostrando la punta de la lengua. Creo que no sabía que Mandy pretendía reemplazarla, y creo que de haberlo sabido hubiese reaccionado exactamente igual. Si el polaco se había cabreado por no dejarme ganar frente a su hija, Mandy era mi alternativa para mi soñado sándwich mixto, así que decidí ...
«1234...»