1. Jimi, Betty y los campeonatos de tekoki: Finales en el Maná


    Fecha: 23/11/2019, Categorías: Incesto Autor: valisdick, Fuente: CuentoRelatos

    ... visto tumbar un caballo con las manos, allá en el Medoc, en las caballerizas del chateau de su familia.
    
    -Mi jovencito valiente puede aguantar hasta que a esa furcia se le despellejen los dedos. Ponme otra.
    
    El tráiler del Yokohama pride finalizó, las pantallas gigantes centellearon y de pronto en ellas se formó la imagen de las butacas vacías. La expectante audiencia rugió al unísono. Las chicas se llevaron mi albornoz y mis cascos, y Armando y yo nos sentamos frente a frente, polla contra polla. Ni siquiera con la imponente expansión que Betty me había sacado podía competir conél en tamaño, pero no se trataba de eso. Encabalgado, entorné los ojos para tratar de identificar al público, y me pareció vislumbrar en una de las primeras mesas a los mochileros con la chica polaca, que al verme me hicieron señas y gestos de ánimo. La chiquilla pálida sopló un beso en su palma blanca y la abrió hacia mí como una gran mariposa. Era justo de la altura de Betty, pero mullida en vez de huesuda y lechosa en vez de bronceada. A pesar de su rostro angelical podía competir con ella en dotación pectoral. Era lo único que tenían en común. Cómo sería estar en el medio…
    
    ….
    
    Cuando quise darme cuenta tenía a Candice Bordeaux, cuyo cuerpo podría intimidar a una modelo de lencería, arrodillada entre mis piernas trabajándome con la izquierda, su mano buena. Me tenía en un agarre invertido con el pulgar por debajo que le permitía envolver mi cresta con su palma mientras con las uñas ...
    ... acariciaba suavemente la sensible parte inferior. Mis venas se inflaban al ritmo de sus uñas sin que pudiese evitarlo. En cada batida entreabría el puño logrando un efecto de succión que se superponía con un timing perfecto a la técnica de bombeo. Mantenía mi verga apuntando a su cara, en el ángulo justo para lograr máxima tensión sin que llegase a ser doloroso. Al contrario, un calambrazo de placer que nacía en la inserción me abrasaba el pubis extendiéndose por la espina dorsal con cada golpe. Pero los calambres resultaban un suave cosquilleo en comparación con su juego de uñas. Me ericé como un gato en celo dispuesto a despedazar un macho rival el doble de grande, inflado como una olla a presión, capaz de batir el record oficial de caudal que Betty me había registrado con unos vasos de chupito.
    
    -Te estás excitando porque ves que aguanto tu masaje- le solté para tratar de descentrarla.
    
    Fue torpe por mi parte. Candice levantó la vista, me dominó con sus elegantes ojos y me sonrió tranquila y confiada. Potente y seductora.
    
    -Morirás añorando esto, mira…
    
    Me mandó un soplo de brisa con su aleteo de pestañas y retorció algo dentro de mi verga que hizo licuarse mi resistencia. Estaba perdido. Dejé de pensar en lo que me estaba haciendo porque iba a reventar como un volcán.
    
    Aunque sus ánimos no me sirviesen de gran cosa, la polaca y los mochileros estaban conmigo, aullando desde la primera fila. No sabía si me hacía más mella el trabajo de Candice o ver a Armando que, ...