1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 13)


    Fecha: 12/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    Ramírez pasaba suavemente sus dedos por el torso desnudo de la Princesa, mientras el sargento la besaba los pies. Con la yema del dedo medio recorría con detenimiento las heroicas y numerosas cicatrices de la Princesa, casi tantas como tenía el mismo. La punta de su cola se movía complacida. Se la notaba contenta y no solo por el placer que la proporcionaban sus incondicionales amantes. Un par de horas antes, los médicos la habían extraído el último tornillo que sujetaba su tobillo. Era una carrera contrarreloj. Se avecinaban importantes y decisivas batallas, y tenía que estar en condiciones para que Matilda la permitiera estar presente en el campo de batalla. Como siempre, cuándo todo terminó, Ramírez sacó una botella de licor de Mandoria y sirvió tres vasos.
    
    —Chicos, ¿Puedo haceros una pregunta sin que os riáis? —preguntó la Princesa.
    
    —Joder, nena, ya me estoy riendo y todavía no nos has preguntado.
    
    —Venga, no seáis tontos. Es importante para mí.
    
    —Bueno vale. Pregunta.
    
    —Hace poco, alguien importante para mí, me ha dicho que soy demasiado seria y que no me imaginaba gimiendo con un orgasmo. De verdad, ¿soy tan seria?
    
    —Cariño, para quien no te conoce tienes menos gracia que un poste de madera, —dijo el sargento acariciándola la mejilla—. Pero solo para los que no te conocen: sabes que todos te adoramos.
    
    —¡Joder! Estoy harta, harta, muy harta de esta guerra, —dijo la Princesa con los ojos brillantes—. De matar gente, de tener el cuerpo lleno de ...
    ... cicatrices, de no poder pasear desnuda por las playas de Mandoria, de no querer tener hijos y de no poder dedicarme a escribir cuentos para niños que es lo que más me gustaría. A veces, cuando estoy sola, me entran ganas de llorar.
    
    —¡Eh, eh, eh!, de llorar nada, —dijo el sargento sujetándola la cara con las manos—. Porque entonces este y yo nos ponemos también a llorar y, te cagas: vaya tres.
    
    —Lo mojaríamos todo.
    
    —Venga, no seáis bobos, —dijo riendo—. ¿Sabéis? Creo que esta vez estamos en el buen camino. Tengo la convicción de que Matilda nos llevara a la victoria, lo que pasa es que, muy posiblemente no lo veremos. Dentro de unas horas, en Karahoz, se avecina una dura batalla, y mucho más dura si llegamos a Hirios 5. Y luego tenemos que salir del Sector Oscuro y regresar al 23 para seguir luchando contra el emperador.
    
    —¡Joder!, pues entonces ¿sabéis lo que decía un refrán de la Tierra? —soltó Ramírez llenando los vasos de nuevo—. ¡Follad, follad, que el mundo se acaba!
    
    Una hora antes de llegar al sistema Karahoz, todos los oficiales mayores y capitanes de crucero, se reunieron en la sala de estrategia. Previamente, Matilda y Ushlas habían tenido una conversación muy seria con la Princesa Súm.
    
    —Mira, necesito saber como te encuentras, —preguntó Matilda—. Y sobre todo, si puedes dirigir a las tropas en Karahoz.
    
    —Puedo hacerlo perfectamente, Matilda.
    
    —¿Estás segura? Porque eso para mi es importante.
    
    —Por supuesto, además, ya tengo el alta del médico…
    
    —No, no ...
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