-
Maria, la barbie madura
Fecha: 29/11/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... agachaba a buscar algo. Repasando su gran y redondo culo cuando caminada de espaldas a mí. Toda ella era sensualidad en estado puro. Y todo lo hacía con una sonrisa. Simplemente me quedé prendado. ¡Era un Barbie en el cuerpo de una mujer madura! Alargué el café todo lo que pude hasta que no me quedó más remedio que irme. Al pagar sentí el contacto de la piel de su mano con la mía al devolverme el cambio. Una mano fuerte y trabajada, pero con una piel fina y caliente. Jamás pensé que una mujer provocaría ese sentimiento en mi 10 minutos después de haberla visto. Estuve todo el día pensando en su cuerpo. No sabía nada, ni su nombre, ni su edad, ni su historia. Nada. Pero estaba obsesionado. Simplemente quería follar con ella. El bar donde trabajaba estaba un poco lejos de mi casa, pero intentaba pasar por lo menos un par de días a la semana a tomar un café y verla. Con el paso de las semanas y los meses lógicamente fuimos adquiriendo confianza. Su nombre es María y en aquella época tenía 46 años, así que a día de hoy tiene 54. Tiene dos hijas fruto de dos matrimonios, una mayor ya casada y otra que acaba de cumplir los 18 hace unos meses. Su actual marido está alguna vez por el bar. Con el paso de los años físicamente apenas ha cambiado. Tal vez alguna arruga en el cuello y la piel algo más rugosa, pero sigue manteniendo unas curvas que ya quisiera alguna de 20 años. Se cortó el pelo hará un par de años al estilo de la cantante de Eurythmics o de Roxette. Lo lleva ...
... bastante corto, lo que le hace tener un look mucho más juvenil; a mi me gusta más así. Ahora nos situamos dos meses antes de empezar a escribir estas líneas, una noche de sábado del mes de abril. Era el cumpleaños de uno de mis mejores amigos y fuimos a cenar y a tomar unas copas. Cuando salgo con los amigos siempre pasa igual, después de cenar las mujeres se van a casa porque dicen que están cansadas o se aburren y nos acabamos quedando los mismos de siempre. Normalmente nos tomamos dos o tres copas y nos vamos a casa... la edad no perdona y ya no somos unos adolescentes. Aquella noche iba por el mismo camino. Al salir de cenar las mujeres pillaron un taxi y se fueron para casa. Nos quedamos los tres solteros del grupo y los cuatro casados que habían sido "abandonados" por sus mujeres y fuimos a tomarnos un par de gintonics. La noche avanzó como siempre y al final nos quedamos mi amigo Alberto y yo a tomar la última. Ahora que estábamos solos podíamos ir al local de moda de la ciudad. No es lo mismo intentar entrar siete tíos que solo dos... Es una discoteca muy conocida, un poco elitista y con fama de mujeres fáciles. Bingo! Conseguimos entrar! Y directos a la barra a pedir algo y ver observar el ambiente. La disco estaba a reventar, la mayoría de gente entre los 35 y 45, por eso nos gustaba, nada de niñatos que te hagan sentir un abuelo. Uno de los camareros nos estaba sirviendo los gintonics cuando noté detrás de mi una mano dándome golpecitos en el hombro. ...