1. EL TORMENTO Y EL EXTASIS (1)


    Fecha: 08/12/2019, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: SexoSinTabues

    ... mucho. Para empezar, encontró la compañía que nunca tuvo y las sobremesas nocturnas, cuando no tenía que estar de servicio, se convirtieron para él en el mejor momento del día. Además, Laura le tenía como un pincel. Nunca la raya del pantalón la tuvo mejor marcada ni las camisas mejor planchadas, cuellos y puños incluidos, pues él era adicto a las camisas de puños dobles, con gemelos, tal y como antaño era lo normal. Ni la casa tan limpia y ordenada como desde que Laura vivía con él. Tampoco nunca antes disfrutó de comida casera tan bien hecha como la que Laura le hacía. Y todo ello sin ella dejar de atender su diario trabajo… Y a sus hijos… Mas será conveniente añadir que todo aquello era un poco bastante a pesar de Juanjo, pues él no era de esos hombres “sietemachos” que piensan que para eso están las mujeres, para trabajar en casa y donde quiera que también trabajen, pues el papel del hombre en casa es, sempiternamente, ver fútbol y pedir a “la sierva”, a “la esclava”, una cerveza bien fría mientras ve el partido. Mas ante Laura razonamientos no valían y, al menos en esos aspectos, era ella la que finalmente imponía su opinión y ley. Pero ya podía también guardarse Juanjo de dejar ceniza del cigarrillo por ahí, fuera del cenicero; o de no llevar a la mesita del salón un posavasos que salvara los típicos redondeles que vasos y copas suelen dejar marcados en las mesas; o de dejarse ropa y demás pertenencias tiradas por cualquier parte, pues desde que ella llegó a casa ...
    ... allí había un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio. Y la ropa sucio en el cesto correspondiente… ¡Que menuda era ella para esas cosas! Vamos, que “esposa” más “pejiguera”, imposible encontrarla… Por otra parte, el plan de camas en principio ideado por Juanjo pronto se vio que era irrealizable, pues por grande que la cama del dormitorio principal fuera, para Laura y los dos pequeños, Emilio como su padre el mayor, Laurita, como su madre, la pequeña, la verdad es que no daba. Así que, aprovechando que también la habitación que ahora ocupaba él era bastante amplia, se instaló allí una segunda cama, de 80 cm ésta, para que el mayor, Emilio, durmiera con su tío en tanto Laurita lo hacía con su madre Aquellas Navidades fueron las primeras que, desde que saliera de casa al casarse con Emilio, Laura volvía a pasarlas allá en el terruño alicantino, con sus padres. Se los trajo consigo Juanjo a los tres, Laura y sus hijos, pues él ni una Navidad faltaba del pueblo natal y la ancestral casa paterna. Pasaron las Navidades y tras ellas se pasó el invierno dando paso a la primavera, que también fue transcurriendo lentamente, hasta hacerse presentes las últimas semanas de Mayo y primeras de Junio, cuya calidez presagiaba las canículas estivales de la capital de España. Pero se dice que “La primavera, la sangre altera” y para esas fechas de casi fines de Mayo, casi inicios de Junio, la sangre de Laura anduvo un tanto revolucionada, de manera que al aproximarse uno de aquellos “findes” ...
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