1. El Demonio de mi Hijo


    Fecha: 12/12/2019, Categorías: Sexo con Maduras Tabú Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... desinflado que me costó un montón poder bajarle el prepucio para limpiarle alrededor de la punta. Yo no podía dormir y me puse a leer con el oído atento. Tras marcharse la chica dejé pasar un cuarto de hora y me levanté de la cama echa una fiera. Caminé por el pasillo con paso decidido y entré en la habitación de nuestro hijo.Lucas estaba sobre la cama en calzoncillos con los ojos cerrados, los míos no sé por qué se posaron sobre el bulto de su entrepierna. De pronto me quedé callada, sin pensar en nada, tan sólo mirando una y otra vez la forma de su gordo pene descansando hacia un lado y el bulto de sus testículos debajo de la tela de algodón. Salí del trance sin saber cuánto tiempo había pasado mirando y entonces le abronqué gritando.Lucas dio un salto sentándose sobre la cama asustado y su padre como siempre acudió en calzoncillos mediando en la discusión. Se llevó a su hijo abajo, al salón; yo me volví a mi habitación. Estuvieron charlando mucho rato y al volver mi marido, me dijo que como yo era mujer no entendía las necesidades de un chico de su edad.A mí me daba igual lo que dijera mi marido, estaba muy cabreada así que volví a la habitación de nuestro hijo. Esta vez ni grité ni me detuve a mirar, estaba frente a mí y le dije que estaba castigado sin salir.Lucas tuvo el descaro de acariciarse despacio el paquete por encima de los calzoncillos, como desafiándome entonces también le prohibí traer a nadie a casa hasta que yo dijera, ni siquiera Santi y Susi podían ...
    ... visitarle. Me miró con odio pero no protestó. Entró el “pacificador” de mi marido, me dijo que me fuera a mi habitación y se quedó con Lucas. Tardó tanto en volver que casi me quedo dormida. Al preguntarle si le había levantado el castigo me contestó que no. Me extrañó mucho ese cambio de actitud en mi marido pero a lo mejor se había dado cuenta de que nuestro hijo necesitaba disciplina.Curiosamente Mariano había vuelto muy empalmado e insistió en hacerme el amor. A mí no me apetecía en ese preciso instante. Me echó en cara que yo no era una esposa como Dios manda y a lo mejor no le faltaba razón. Yo no echaba de menos el sexo. No soy lo que se dice una mujer “ardiente” por lo que para mí es fácil de llevar. Comprendiendo que para él no era tan fácil aguantarse accedí pero antes saqué una toalla de las que guardo en el tercer cajón de mi mesilla para no manchar la cama, me lo puse debajo del culo y me quité las braguitas que es la única prenda con la que duermo.Mariano casi babeó al verme abierta de piernas y dispuesta. Se humedeció dos dedos con saliva y me los restregó por la vulva, se me echó encima y sin mediar palabra me penetró hasta el fondo, se movió un poco dentro de mí paró y empezó a besarme, no con ternura que sería lo propio sino más bien como un formalismo.Enseguida se separó de mi boca para estrujarme los pechos, tuve que pararle pues me hacía daño. Ni siquiera se disculpó y se enganchó a mis pezones. Un rato después me levantó las piernas apoyándolas sobre sus ...
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