1. La historia de Claudia (15)


    Fecha: 14/09/2017, Categorías: Erotismo y Amor Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... como si se tratara de un talentoso músico extrayendo de su instrumento los más bellos sonidos.
    
    Chupó, lamió, acarició y pellizcó con la mente vacía de todo pensamiento. Era toda ella sólo sensaciones intensas que como una corriente eléctrica la estremecían entera.
    
    Se vio con la cara contra el vientre de Natalia, que jadeaba con fuerza mientras se acariciaba las tetas estirándose y retorciéndose los pezones. Entreabrió con los dedos esa concha que chorreaba flujos y su lengua partió veloz como flecha hacia el clítoris. El instinto guio una de sus manos hacia el orificio anal de Jimena, donde metió primero un dedo y enseguida otro, hasta los nudillos, mientras su lengua iba de un lado a otro por la concha de Natalia, que a esa altura gritó enloquecida de placer:
    
    -¡¡¡¡Quiero algo en mi culo!!!!
    
    El grito fue como una orden para la cachorra y entonces, gateando casi a ciegas encontró el cofre, tomó uno de los vibradores, lo puso a velocidad máxima con dedos que temblaban y sin vacilar, de un solo envión, se lo metió hasta el fondo arrancándole un largo y ronco aullido.
    
    -¡¡¡¡¡¡¡Nooooooo!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡Noooooooooooooooooo!!!!!! –gritaba Jimena desesperada por la huida de esos dedos que habían estado dentro de su culo. Entonces Laura volvió al cofre, tomó el otro vibrador, lo accionó y se lo enterró hasta el fondo para calmar el hambre de ese orificio, y de rodillas entre ambas, con los ojos cerrados, en éxtasis, se puso a mover ambos vibradores mientras las ...
    ... lesbianitas se auto estimulaban la concha alcanzando así altísimas cumbres del placer. La cachorra transpiraba en su esfuerzo con los vibradores y por el ardor con que su extrema calentura la abrasaba mientras ríos de flujo corrían por sus muslos, hasta que por fin, entre convulsiones, gritos y jadeos animales, Jimena y Natalia alcanzaron el orgasmo y Laura, agotada y hambrienta a la vez, se derrumbó sobre ellas llorando por el hambre no saciado de sus orificios.
    
    Rato más tarde, cuando las chicas se hubieron recuperado, Jimena tomó un paquete de cigarrillos de la mesita de noche, convidó uno a Natalia y cuando ambas comenzaron a fumar reparó en la cachorra, que sollozaba inmóvil boca abajo apretada entre ambas. Se alzó un poco de costado, girando hacia ella y, aunque imaginaba el motivo de esa angustia, le preguntó evidenciando cierta dosis de crueldad:
    
    -¿Qué te pasa, bebé?
    
    -No puedo... no puedo más, señorita Jimena... –contestó Laura con voz casi inaudible.
    
    -¡Ah, ya veo!... La perrita en celo tiene ganas, ¿eh?... jejeje...
    
    -Por favor... por favor, señorita Jimena... por favor... –suplicó Laura entre sollozos.
    
    -Se portó muy bien... –intervino Natalia. –Deberíamos premiarla, ¿no creés, Jime? –y mientras acariciaba las nalgas de la cachorra agregó:
    
    -Además me va a encantar darle por esta linda colita.
    
    -Bueno, hagamos así entonces: yo la cojo por la concha y vos le das por el culo, ¿de acuerdo, Nati?
    
    -Genial. –acordó la rubia.
    
    Jimena volvió a tenderse de ...
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