-
La historia de Claudia (15)
Fecha: 14/09/2017, Categorías: Erotismo y Amor Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
-Quédese tranquila, señora. –había sido la respuesta de Jimena. –A ella no sé –y miró a Natalia. –pero a mí me gusta el spanking. -A mí también, señora Blanca. –coincidió la rubia. –Así que no la vamos a malcriar, jeje. Viajaron en taxi, con Laura sentada entre ambas y llevando en la cartera su collar, los brazaletes y las tobilleras. -Tenemos que maltratarte, bebé –le dijo Jimena ya con el automóvil en marcha tomándola de la barbilla y haciéndole girar la cara hacia ella. –Ya oíste a la señora. Además ¿querés que te diga algo? Todo lo que pasó ahí con ustedes y esas viejas nos pareció excitante. -¡Muy excitante! –intervino Natalia. -Bueno, entonces saben lo que es una sumisa y yo lo soy, así que pueden hacerme lo que ustedes quieran. Jimena le sonrió, se miraron con Natalia y dijo: -Bueno, ya veremos lo que se nos ocurre además de cogerte en forma, bebé. Enseguida Natalia le preguntó el motivo de estar rapada, y cuando Laura le contó la historia exclamó entre risas: -¡Brava la señora! De pronto Jimena recordó lo que la cachorra llevaba en la cartera y le pidió que sacara los brazaletes. Los observó durante un momento y dijo: -Dame las manos. Laura las extendió hacia ella y entonces la lesbianita se los puso y los unió con el mosquetón sintiendo que la situación la divertía. -¿No puede ir más rápido, por favor? –le dijo al chofer. -Sí, estamos apuradas. –apoyó Natalia. -Está bien, no hay problema. –contestó el hombre mientras ...
... apretaba el acelerador. -Bueno, bebé, contanos un poco lo que te hace esa señora tan brava. –dijo Jimena. –Ahora es como que estamos entusiasmadas, jejeje. A todo esto, la señora e Inés, después de haber reordenado el living, comentaban entusiasmadas el éxito de la subasta. -Estoy más que satisfecha, querida. –dijo Blanca. -Hicimos algún dinero con las perras y todo fue muy excitante. Inés la miró durante un momento, se tomó la barbilla entre el pulgar y el índice de su mano derecha y le dijo: -Se me acaba de ocurrir algo, aunque no sé si estarás de acuerdo. -Contame. -Eso del dinero, ¿sabés?... Podría ser mucho más. Blanca la miró con cara de no entender. -¿Hasta qué punto esas perras son tuyas? -Son mías totalmente. Hacen todo lo que yo quiero. Sabés que les ordené que mañana falten al trabajo y no dijeron ni mus ¿Por qué lo preguntás? -Entonces podés hacer lo que quieras con ellas. ¿Cierto? -Cierto. –confirmó la señora tratando de descifrar adónde quería llegar la peluquera. -Bien, ¿por qué no prostituirlas? –dijo Inés y lanzó una carcajada ante la cara que puso Blanca. -¡Ay querida, no me digas que te escandalicé! -¡Noooooooo, para nada! ¡Al contrario! ¡Me quedé dura porque me parece una idea absolutamente genial! –y fue ella quien entonces se puso a reír y después dijo: -Pero sólo con mujeres. No quiero hombres para estas perras. -¿Quién habla de hombres? No, querida, sólo con mujeres. -El problema es el lugar. –dijo la ...