1. La historia de Claudia (15)


    Fecha: 14/09/2017, Categorías: Erotismo y Amor Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... sí...
    
    -¿Y si no se lo permitimos?... ¿Y si la dejamos con las ganas?
    
    -Podríamos ponerle hielo en la concha, jejeje...
    
    Laura, al escucharlas, se estremeció de pies a cabeza:
    
    -No... por favor... por favor no me... no me hagan eso... ¡nooooooo!
    
    La respuesta de ambas a esa súplica fueron carcajadas burlonas e inmediatamente el retiro de ambos vibradores de los orificios donde habían estado trajinando.
    
    La cachorra volvió a gritar, ya como enloquecida y tanto Jimena como Natalia, que no pensaban cumplir con la amenaza pero sí torturarla sicológicamente, volvieron a burlarse:
    
    -Oíme, bebé, podemos hacerte lo que se nos antoje, ¿o no te diste cuenta de que te tenemos en nuestras manos? –dijo Jimena inclinándose sobre ella para hablarle al oído.
    
    -Sí... sí, señorita Jimena... pueden... pueden hacerme lo que ustedes quieran, pero... por favor se los pido... déjenme... déjenme terminar... ¡por favoooooooooor!... –rogó Laura con voz balbuceante y poniéndose a llorar.
    
    Las jóvenes sentían que esa situación de poseer hasta tal punto a una ...
    ... persona, de ejercer semejante dominio sobre ella, las colmaba de una plenitud como jamás la habían experimentado antes y gozaban intensamente de esa tortura mental que le estaban haciendo sufrir a la pobre Laura.
    
    Entre risas volvieron a meterle los vibradores y sólo segundos después la cachorra estaba a punto de terminar, pero no le iba a ser tan sencillo. Cuando empezó a gemir de esa forma afiebrada que preanuncia el clímax, Jimena le enderezó la cabeza tomándola del cuello y le dijo:
    
    -Roganos que te dejemos acabar, perrita. Y Laura, sin vacilar, lo hizo.
    
    -Otra vez. –le ordenó Natalia. -y volvió a suplicar sintiendo que sus nervios y toda ella estaban a punto de estallar revolucionada emocionalmente como nunca en su vida lo había estado.
    
    -Bueno, acabá putita. –concedió Jimena. –Mirá qué buenas somos, jejeje. –y le bastaron un par de embates con el vibrador que empuñaba para que la cachorra acabara y no con uno sino con varios orgasmos que la desplomaron sobre la cama entre convulsiones y gemidos interminables mezclados con el llanto.
    
    (continuará) 
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