Capitulo 7 - Relatos Eróticos

Capitulo 7

... soltaba un grito. Primero, una nalga y luego la otra. Paró y les dijo a los otros, “Mirar que nalgas más bonitas se le están quedando.” “Sí, están muy rojas y se empieza a ver el morado, buen trabajo.” Vieron que estaba lloriqueando y temblando mucho. El quiosquero, se reía “No te acerques mucho, que con el miedo que tiene, se te caga encima, a no ser que esté estreñido”. El que llamaban el burro, dijo “Eso, lo arreglo yo rápido”. Se levantó de la mesa, y vino llevando un frasco en la mano. El quiosquero, me sujetó con los brazos a la espalda. El otro se pegó a mí y me apretó las narices, cerrándolas. No tuve más remedio que abrir la boca. Estaba tan pegado a mí, que me llegaba su olor a sudor rancio muy fuerte y su aliento, olía a comida podrida. Me echó la cabeza hacia atrás, y vació el contenido del frasco en mi boca que no tuve más remedio que tragar. Me soltó y de un empujón me tiró contra la pared. El de la pala, dijo, “Venga, ponte otra vez, y no llores que no es para tanto.” De nuevo, empezó a darme golpes, pero esta vez, dejaba más tiempo de uno al otro. Me daba algo de tiempo para recuperarme. Al raro, noté que además del culo, me dolía la barriga, a cada golpe, me dolía más. Otro golpe y me entraron retortijones, a cada golpe, me daban más fuertes. Noté que me iba por abajo. Apreté el agujero del culo para evitarlo. Les oía reírse, creo que notaban lo que me pasaba. Un golpe, mucho más fuerte que los demás, me hizo chillar muy fuerte y además perdí el control de mi ...

... esfínter, manchando el suelo y mis piernas. Unos gritos de alegría y unos aplausos, me indicaron que era lo que buscaban. “Ahora sí, estaba tardando mucho. Ese golpe de remate, ha estado muy bien. Te felicito”. Le decía al de la pala. Mis piernas no me sostenían y quedé sentado en el suelo en medio de la suciedad.“Levanta, y ven aquí”, me dijo el que me detuvo.” Si volvemos a cogerte, se hará cargo de ti el burro. Os dejaremos solos en una celda. Es un sádico enfermizo con muy mala leche”. El aludido, se levantó sonriendo. “me gustara tenerte a solas un par de horas, lo de hoy, no será nada” dijo el burro. Sus compañeros, le animaron “Venga, enséñale el aparato de tortura”. Se desabrochó el pantalón y lo dejó caer al suelo. Casi se me salen los ojos. Bajo su asquerosa barriga, se levantaba una verga enorme, empalmada, muy gorda y larga, supuse que más de veinticinco centímetros y estaba doblada hacia arriba y hacia un lado. Ni la de mi Dueño era parecida. Él se reía como si fuera un enfermo y se la cogía moviéndola de un lado al otro. Era algo monstruoso. Siguieron hablándome “sólo la mete por el culo, sea hombre o mujer y a pocos les entra y le hace falta carne fresca. Ya ha desgarrado a tres o cuatro. Así que no des motivos para que te traigamos aquí de nuevo.” Me cogió del brazo y me sacó de la habitación.Entendí que me iban a soltar. Pero el caso es que continuaba desnudo. Empezamos a andar por un largo pasillo, con puertas a ambos lados. Muchas cerradas y otras abiertas ...