Capitulo 7
Fecha: 16/12/2019,
Categorías:
Dominación / BDSM
Gays
Sexo con Maduras
Autor: siervamadura, Fuente: xHamster
... y vacías. Eran iguales a la que había estado. Nos cruzábamos con gente que no me hacían caso o con mucho una mirada. Intentaba taparme la polla con las manos, pues todos menos yo estaban vestidos. No te tapes, las manos a los costados. Aquí no tienes ninguna intimidad y todos pueden mirarte. Así que me expuse a las miradas. El pasillo no se terminaba. Al pasar a la altura de una de las puertas, esta se abrió y salió una mujer, dejándola abierta. Era una mujer de unos cincuenta años, alta. Llevaba botas militares y traje de camuflaje. En una de sus botas, llevaba sujeta una fusta y colgada del cinto, una porra de esas de policía Se la veía sudada y respirando fuerte. Mi guardia la saludó y se pararon. “Te veo cansada y sudorosa has tenido mucho trabajo?” “Sí, ese cerdo se me ha puesto chulo y le he dado un buen repaso con la fusta y una sesión de patadas en los huevos que si no los he reventado, poco falta.” En efecto miré por la puerta abierta y vi a un hombre tirado en el suelo en posición fetal. El cuerpo completamente marcado por la fusta y se cogía con las manos los testículos. No se movía y se quejaba. “Voy a por una cerveza para refrescar y luego, le quiero meter la porra por el culo”. “ tú que llevas?” le preguntó a mi guardia “Poca cosa, un ratero de pacotilla”. Ella me puso la mano en el cogote e hizo que me doblara adelante. Miró el culo. “Le has puesto un bonito color, y además veo que se ha cagado encima” “si mi pala y su miedo, consiguen este efecto”. Ella se ...
... rió y le dijo, “Bien, cuando acabes con este, pásate por aquí y charlamos mientras empalo a ese”. Se despidieron y continuamos por el pasillo. Llegamos al final que era una pieza redonda sin puertas y vi cuatro duchas en la pared de enfrente, colocadas de forma que se veían desde el pasillo. “Entra y dúchate, lávate bien el culo”. Él se quedó apoyado en la entrada. Entonces, llegó uno con una prisionera. “hay duchas libres?” él le contestó que sí y la hizo entrar y ponerse en la ducha al lado mío. No hacían distinción de sexos y las duchas eran para todos. Estaba muy sucia y tenía marcas en los pechos. Yo terminé y me seque con una toalla que había en la pared. Me llamó mi guardia y me dio mi ropa que alguien había traído. Me la puse rápidamente, antes que se arrepintieran. Me puso la capucha negra y llevándome del brazo, noté que salíamos al exterior por la brisa. “Entra en el coche y no hables”. Así lo hice y arrancó. Al cabo de pocos minutos, frenó y me dijo, “Sabemos dónde vives, te hemos seguido por varios días, así que igual venimos algún día a buscarte otra vez. Me abrió la puerta salí y me quitó la capucha. Rápidamente, arrancó y me dejó solo. Me dí vuelta y estaba delante de la casa de mi Dueño. Me lancé a tocar el timbre, no tardó en abrir. “Donde has estado?”. No pude contestar, en un impulso, me abracé a él y me puse a llorar. “Bueno, cálmate, ya me cuentas luego, vamos dentro”. Me pasó el brazo por el hombro y me llevó al porche. Se sentó en el sofá y con voz ...