1. Lo que pasa en un autobús


    Fecha: 25/12/2019, Categorías: Hetero Autor: Xander_racer2014, Fuente: SexoSinTabues

    ... habitual donde uno puede hallar su próximo ligue, es justo en el asiento de al lado, lo cual es una burda mentira. No son pocas las ocasiones en las que veo entrar a una chica preciosa al autobús y tú ya te pones en guardia, deseoso de que ella acabe sentándose a tu lado pero en vez de eso, pasa de largo o decide que mejor se queda de pie. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que, al final, mientras tú sigues vanamente ilusionado con la idea de que alguna diosa terrenal acabará a tu lado, entonces, una señora cincuentona acaba aterrizando en ese asiento libre, golpeándote con las bolsas de la compra que lleva encima y apretando su gordo culo contra el asiento, aplastándote a ti contra el cristal de la ventana. Eso, si no decide hacer sentar al hiperactivo de su sobrino, el cual no va a parar de moverse y molestarte durante lo que queda de trayecto, ansiando poder agarrarlo y tirarlo por la ventana para que te deje de una vez en paz. Pero no siempre tiene por qué ser así. A veces, muy pocas, la suerte nos sonríe. Un día en que el autobús iba más vacío de lo normal, vi entrar a la mujer más hermosa que mis ojos jamás hubieran contemplado. Debía tener más o menos mi misma edad, unos treinta y tantos pero menudos treinta. Era alta y delgada, con el pelo muy largo y de color negro como el azabache. Piel morena, tostada seguramente bajo el Sol de la playa, ojos color verde claro añil y uno labios carnosos que parecían decir, “bésame, bésame mucho”. Como digo, era espectacular. Y se ...
    ... disponía a sentarse justo a mi lado. A pesar de que el asiento estaba libre, me aparté un poco más para que tuviera espacio. Ella se apartó un par de sus cabellos lisos que ocultaban su bonita cara y me obsequió con una hermosa sonrisa que mostraba su perfecta dentadura blanca. Tras esto, seguimos cada uno a lo suyo pero de vez en cuando, nos mirábamos el uno al otro de manera un poco estúpida, para que engañarnos. Nos reíamos como dos niños pequeños y empezamos a hablar. Me dijo donde vivía, en que trabajaba, que era lo que le gustaba. Todo muy interesante pero mi interés estaba centrado en ese cuerpazo que tenía ante mí. Sus tetas eran redondas y turgentes y así se mostraban bajo aquella blusa que las hacía muy apetitosas. La falda vaquera dejaba al descubierto sus dos preciosas piernas, que se revelaban como fuertes y perfectas. Sus muslos era anchos y prietos y sus caderas aunque no podía verlas, seguro que eran curvas y bamboleantes. Y no quería pensar en su culito porque entonces, me daba algo. El caso es que no podía dejar de mirarla por más que quisiera y ella, para mi sorpresa, se percató de ello. Sin ningún recato, me preguntó si le atraía y yo, alucinando como estaba, se lo reconocí algo avergonzado. De repente, ella se acercó y me plantó un beso increíble en la boca. Sus labios eran muy suaves y el leve roce de estos contra los míos, me llevaron al séptimo cielo. Y salté al décimo de forma directa cuando su lengua se introdujo en mi boca, revolviéndola por todos ...
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