Lo que pasa en un autobús
Fecha: 25/12/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Xander_racer2014, Fuente: SexoSinTabues
... lados. El beso fue intensificándose cada vez más al tiempo que mi mano acabó en una de sus piernas y se dirigía hacia el interior de la falda pero entonces, ella me detuvo. Yo tenía ganas de más pero antes de que pudiera decir algo, la chica pulsó el botón para que el bus se parase y se levantó. Me quedé atónito ante esto pero cuando veía que ella se iba a bajar en esa parada, no dudé ni un segundo y fue tras su paso. Ya una vez abajo y viendo que el autobús se alejaba, me pregunté si había tomado la decisión correcta. Viendo a la espléndida belleza que me contemplaba, era evidente que sí. Juntos de la mano, fuimos hasta su apartamento. Yo estaba muy nervioso, pues he de reconocer que jamás había estado con una mujer tan guapa e increíble como ella. Ya una vez dentro de este, me llevó al comedor y me dijo que me pusiera cómodo. Sentado en el sofá, esperé paciente a que volviese y lo hizo, con una botella de vino y un par de copas. Me quedé atónito cuando me sirvió una. Se notaba que venía dispuesta a ponernos a los dos a tono. Puso algo de música relajada y nos bebimos la botella en un santiamén. Hablamos más que de trivialidades pero nuestros ojos no se podían apartar el uno del otro. Era evidente lo que deseábamos. Para cuando la botella estaba ya vacía, yo me encontraba algo borracho. No es que estuviera ciego perdido pero me sentía en ese estado que muchos llaman “contento”, o más bien, “achispado”, con ese calorcillo recorriendo tu cuerpo y sintiéndote más divertido e ...
... ingenioso que de costumbre. Ella también estaba algo animada pero la notaba más capaz de controlarse que yo. El caso es que me quitó la copa y junto a la suya, las dejó sobre la mesa. Luego, me miró con ese par de preciosos ojos que me dejaron hipnotizado. Era una mirada llena de sensualidad y deseo, una mirada de alguien con ansias de pasión desenfrenada. Y yo se la iba a dar. Sin dudarlo ni un segundo más, me abalancé sobre ella y comenzamos a besarnos como dos desesperados. Nuestras lenguas iniciaron una intensa lucha en el interior de nuestras bocas, retorciéndose la una contra la otra e intercambiando saliva, al tiempo que nuestras manos palpaban cada centímetro de cuerpo que hallaban. Yo amasaba su culo prieto y redondo mientras que ella acariciaba mi pecho bajo la camiseta. Nos separamos, mirándonos de forma intensa. Podía percibir el deseo más ignifugo en esos ojos que me llamaban a quemarme. Sin perder más tiempo, nos levantamos y fuimos directos a su cuarto. Con rapidez, nos arrancamos la ropa, haciéndola volar por la estancia. Mis pantalones acabaron sobre su escritorio, su sujetador en la cómoda que había la lado de la cama, mis calzoncillos sobre el monitor de su ordenador. Daba igual donde acabara cada prenda, ya la recogeríamos la mañana siguiente. Si es que había ganas de recuperarlas, claro. Ya, por fin desnudos, ella fue quien me lanzó sobre su cama. Se evidenciaba quien era el que tenía la iniciativa en este asunto y por mí, no había problema. Desde ahí, ...