1. Mi mujer ideal


    Fecha: 25/12/2019, Categorías: Confesiones Autor: Johnny2009, Fuente: CuentoRelatos

    Hoy quiero contarles otra historia de mi paso por la marina de guerra, en este caso fue cuando por casualidad me convertí en el chofer de un capitán. Yo contaba con apenas 19 años de edad y por recomendación de otros superiores fui a parar a la casa de Manuel (nombre que le daré a mi jefe en esta historia)
    
    El vivía junto a su esposa y su suegra en un chalet dentro de un barrio exclusivo para oficiales, de los tantos que rodean la base naval y como de estas cosas uno nunca se olvida hoy quiero contarlo en esta página que en su momento me dolió muchísimo y aunque dicen que el tiempo cura del pasado siempre aprendemos algo.
    
    Manuel era un hombre alto de contextura delgada pero de carácter muy fuerte aunque siempre se dirigía a mí de una manera correcta. En síntesis un marino pero de los fanáticos que siempre abundan, pero en esos momentos se sentía molesto porque su buque aun permanecía en reparaciones.
    
    Su esposa Julia era también delgada, de mediana estatura, de pechos grandes para su talla pero muy parados y firmes. Su cuerpo estaba bien formado y proporcionado con piernas gruesas que a la altura de sus muslos marcaban la diferencia.
    
    Marta su suegra parecía venir de una familia adinerada porque siempre usaba muchas alhajas, se mantenía siempre arreglada y pintada como para ir a una fiesta. Su edad nunca la supe pero igualmente se mantenía muy bien, su cuerpo era armónico y esto se notaba a simple vista debido a los vestidos que usaba con mucha elegancia entallando ...
    ... una figura de manquen a la perfección.
    
    Lo único malo era su carácter y su soberbia para decir las cosas, pero siempre yo trataba de evitarla para no tener ninguna clase de problemas.
    
    Al principio mi trabajo era sencillo porque todas las mañanas debía llevar a Manuel hasta el puerto e irlo a buscar por la tarde y lo único que me exigía era puntualidad.
    
    Mientras que en el resto del día me dedicaba a la limpieza y cuidado del auto, alguna emergencia en la casa o realizar algún mandado de último momento para la cocinera.
    
    Al poco tiempo de estar allí me había hecho amigo de la cocinera, de la mucama y del viejo José que trabajaba como parquero que siempre me llamaba "el acomodado" quizás porque mi trabajo era demasiado simple y el resto de las horas era deambular sin rumbo fijo.
    
    Una mañana después de llevar a mi jefe, llegue con el auto y lo estacione bajo los árboles, tal vez para mantenerlo fresco o no ensuciar el garaje. Pero al llegar caminando hasta el portón sentí voces y unos gemidos extraños que me llamaron la atención.
    
    Para ver quién era corrí sigilosamente hacia un costado de la edificación y me estire para mirar que sucedía. Apenas me asomo veo a José que tenía a Marta agarrada de los muslos con las dos manos mientras trataba de chupar sus enormes pechos que se movían para todos lados.
    
    —aaaarrrggggg Mi amor aca noooo aaaaagggg. Pedía la vieja mientras trataba de zafarse de las manos de José que estaba enloquecido por la pasión.
    
    —Mira como estas ...
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