1. El Maestro “su putita”. Un encuentro virtual que excedió los límites


    Fecha: 02/01/2020, Categorías: Gays Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... detuve la marcha, mientras la suave música daba marco, iniciamos una nueva conversación, casi al descuido dejé que las manos se encontraran, el roce cómplice y las miradas perdidas, la de uno en el otro, fueron el escenario para llegar a un casto beso, en la mejilla. Contacto breve en tiempo e intenso en repercusión, separados brevemente fue como tomar impulso para otro salto al vacío, volviendo por mis deseos, propicié el acercamiento de los labios, ella consintió.
    
    Ahora el beso tenía contacto pleno, en extensión y contención, los labios ocupan más espacio, mi lengua inicia un tímido intento de exploración, ella accede, se deja, invita a pasar al interior de su boca. Las humedades se mezclan, las lenguas inician el ritual ancestral de amor, intercambio de caricias, abrazo íntimo de dos individualidades que se funden en una sola, dos cuerpos pegados que funden esperanzas en el crisol del encuentro, manos convertidas en tenazas que aprietan el cuerpo incandescente y lleno de pasión adulta.
    
    Los cuerpos sabios y experimentados parecen de dos jóvenes adolescentes e inexpertos en su primera cita, eso somos, nos estamos estudiando, recorriendo, reconociendo, aprendiendo el abc del leguaje cifrado de dos seres que buscan contención mutua, vasos comunicantes de un mismo sentimiento, fluye la pasión y el deseo a través de los labios, las manos son el nervio conductor del deseo y la pasión. El fragor generado en ese instante alcanzaba para incendiar un bosque, dos leños secos ...
    ... frotándose estaban a punto de encender el fuego de sus vidas e inmolarse en la hoguera de la pasión descontrolada.
    
    Agitados de pasión, nos separamos, no lo deseábamos, pero lo hicimos por el bien de ambos, era necesario un impasse a tanto fuego, generar un espacio físico y de tiempo para digerir los últimos e intensos momentos vividos. La despedida fue breve pero llena de sentimiento, cada gesto, cada mirada, cada silencio era una estridencia que nos llenaba la cabeza de música, los ojos de amor y la boca de cálida humedad reciente.
    
    Nos despedimos, sin promesas de encuentro, todo había sido dicho, todo había sido acordado, los cuerpos y el deseo eran sabios, no hacían falta más palabras para decir la necesidad harto manifestada en ese contacto, tan breve como pródigo en gestos y señales corporales.
    
    No habían pasado más de quince minutos de la despedida, cuando estaba por tomar el celular para llamarla, que el bip bip electrónico me hizo atender. Era ella, se anticipó por un par de segundos a mi intención de hacer lo mismo. Después del ritual.
    
    -¡hola!, sabes que...
    
    –¡Sí!, yo también...
    
    Respondió con un sí a la nunca formulada pregunta, ambos coincidimos en volver el tiempo atrás, revivir la misma experiencia de un momento antes. Desandar el corto trayecto al lugar donde nos habíamos citado, como cábala, repetir el mismo ritual.
    
    Había transcurrido muy poco tiempo, la pausa necesaria para calmar la timidez, darnos un tiempo de reflexión, ese momento a solas con ...
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