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El Maestro “su putita”. Un encuentro virtual que excedió los límites
Fecha: 02/01/2020, Categorías: Gays Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos
... uno mismo para digerir la emoción de conocernos, volver a vernos las caras, sin ansiedad y sin incertidumbre, ya no era la primera vez. Nuevamente, en el mismo café, solo que ahora habíamos elegido un lugar más reservado, más íntimo, la infusión daba aromático marco a la charla, mezclando temas, lo trivial con otras de más sustancia, nuestros ojos se inflaman de deseo, nuestras manos se fueron buscando, las de ella estaban húmedas se agitaban como palomas, denotaba cierta ansiedad que no podían esconder, las atrapé entre las mías, las tímidas palomitas se dejan atrapar, mansamente, disfrutando del encierro. Terminamos el café, lentamente nos dirigimos al auto, sin preguntar, tome en dirección a un hotel de la zona, subimos a la habitación, tomados de la mano, dos pequeños amigos temerosos en el primer día de clases, como dos tórtolos, sin hablar, miradas furtivas que insinuaban todo sin decir nada. Ingresé tras ella, cerré, apoyando la espalda contra la puerta, haciendo contención con el afuera, dejar el recién para entrar en el ahora, nuestro primer momento de intimidad descubría el juego, mostrar las cartas, el deseo y la fantasía que devanaba nuestros sesos y consumía nuestros sexos. Era ese momento, como un flash nos pasa todo, se detiene el tiempo, el corazón deja de latir, la imagen generada por mil palabras escritas y otras tantas sugeridas pasan a ser letra muerta, ahora es tiempo de amar, tiempo de poseer, tiempo de expresar la pasión incontenible del ...
... mejor modo, avasallante, arrollador, tierno, dulce y contenedor. Era el momento, sentimientos encontrados, darle cauce al desborde del deseo, sentir y hacerla sentir, canalizar la pasión, hacer imborrable ese momento mágico que irrumpe en nuestras vidas con la fuerza de un potro desbocado agitándose en el pecho, un ciclón de sentimiento. Registrar visualmente la amplia habitación, bonita y acogedora, sin exagerada decoración para el común de las de estos lugares, para nada recargada de luces ni espejos, creaba un ambiente discreto y maravillosamente intimista. Ella de espaldas, al otro lado de la habitación, contra la pared opuesta compartía mi evaluación, me sonríe, dulce y tímida. Se estaba gestando el marco propicio para nuestro encuentro sexual, excusa válida y propicia, fragua donde dos cuerpos serían una sola carne, la idealización de ese momento de nocturna soledad escribía el prólogo de la fogosa pasión. Aunque demostraba seguridad y aplomo también estaba algo nervioso, ella más desinhibida se movía por la habitación como si fuera su reino, tal vez actuaba, al menos daba la impresión de parecerlo, la situación tenía magia, encanto por lo desconocido, parecíamos dos contrincantes midiéndose, evaluándose para la épica pasional. Tome dos cervezas del frigobar, brindamos, un buen sorbo de cerveza helada fue bálsamo para el ardor interior, reímos, ella sentada al borde del lecho yo en un silloncito frente a ella, no hablábamos solo reímos, todo el tiempo, casi sin ...