1. Mi cuñada, su deliciosa hija y mi suegra alcahueta (Parte I)


    Fecha: 02/01/2020, Categorías: Anal Autor: sensurado75, Fuente: CuentoRelatos

    ... dijo un poco tímida y mirando al piso.
    
    -No, tranquilo.
    
    Ignorando lo que me había dicho, yo me levante y empecé a abrir las cajas para sacar las piezas y armar su mueble, era un armario gigante y se necesitaban dos personas para armarlo.
    
    Ella muy levemente me insistió que no, pero yo la ignoré nuevamente y empecé a armar el mueble.
    
    Cuando ella vio que yo no le hacía caso, no le quedo de otra que ayudarme y empezamos los dos a armar el mueble.
    
    En muchas ocasiones Paolita se tenía que poner en cuatro para armar alguna pieza y yo no desaprovechaba para verle el culo, algo que yo hacía tan frecuente y descaradamente que había ocasionado fuertes discusiones con mi esposa, y era tan evidente, que ella a veces se ponía una manito en la cola, como si esa pequeña manito pudiera tapar semejante culazo.
    
    Yo la conocía tan bien que sabía que ropa interior llevaba puesta solo viéndola por encima de la ropa, pero en ese momento no puede descifrar que traía puesto, así pasamos el tiempo hasta que prácticamente lo armamos todo.
    
    Ella llevaba puesta una sudadera que le delineaba muy bien sus hermosas caderas y su pequeña cintura, su cabello largo, negro y liso cogido de colita que la hacía ver muy atlética, aunque no practicaba ningún deporte, y una chaqueta deportiva que no se quitaba para nada.
    
    Después de analizar la situación, mientras mi cuñada se agachaba para recoger el desorden me di cuenta que no llevaba puesta ropa interior y mientras estaba ahí, en cuatro yo me ...
    ... acerque y la tome por el pantalón y se lo baje hasta las pantorrillas para darme cuenta que era cierto lo que yo pensaba, al descubierto quedo su grande y blanco trasero y el abundante vello púbico que se veía desde atrás.
    
    Así en cuatro, yo empecé a lamer sus nalgas y a pasar mi lengua desde su vagina hasta su esfínter anal, a lo que ella correspondió con unos gemidos que enloquecerían a cualquier hombre.
    
    Tremendamente excitado me quite la camisa y me baje el pantalón de sudadera para dejar libre mi pene que estaba a punto de estallar, después me prepare para penetrarla desde atrás mientras le quitaba la chaqueta de sudadera para darme cuenta porque no se la quitaba.
    
    Mi cuñada no tenía ninguna clase de ropa interior ni nada más puesto que su sudadera, al parecer, a pesar que hacía varios años me había dicho que ya no podíamos seguir teniendo sexo porque ella era una mujer casada y yo era el esposo de su hermana, ella se había preparado para lo que fuera esa mañana.
    
    Yo primero acaricié su rica y peluda vagina dándome cuenta que estaba empapada en fluidos vaginales y que necesitaba ser penetrada ya, así que sin compasión, entre como Pedro por su casa y le di tan duro como pude, desquitándome de un par de años de abstinencia de mi cuñada y castigándola por haberme negado durante esos años la entrada a su exquisita vagina ya su apretadito culo.
    
    Ella, sumisa como siempre puso su carita contra la alfombra y me entrego su vagina mientras yo como un animal la penetraba ...
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