La chica dulce se transformó
Fecha: 16/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... mano, comenzó a latir. Quitó la mano, me volvió a abrazar, y me preguntó:
-¿Tanto te gusto, tío?
-Tanto, que a veces, con verte, ya me excito.
Me di la vuelta y quise besarla de nuevo. Violeta, me hizo la cobra, y me dijo:
-No, no puedo. Si no tuviera pareja...
Hizo que me girase y volvió rodear mi cuerpo con sus brazos. Esta vez puso su cabeza en mi hombro. Le dije:
-Nadie se va a enterar.
-Me enteraría yo.
.¡Joder si te ibas a enterar!
-Ya no será la cosa para tanto.
-Si no te dejas calentar nunca lo sabrás.
Violeta, cedió.
-Vale, dejo que me calientes, pero sin besos en la boca, esos besos sólo se los doy a mi pareja... y al estar caliente, paras. ¿Vale?
-Cuando me mandes parar, paro.
-Promételo.
-Prometido.
Me di la vuelta. Me moría por besar sus sensuales labios, pero cómo no podía besarla en la boca la besé en el cuello, le besé y mordí los lóbulos de las orejas... Bajé y le lamí los pezones y le chupé las tetas por encima de la blusa. Violeta, lentamente, se fue desabotonando la blusa. Al quedar las tetas al desnudo se las agarré con las dos manos y lamí y mamé apasionadamente. Al rato, Violeta, se levantó la falda, se agachó un poco y bajó hasta los tobillos su tanga negro, luego volvió a cubrir su chocho y sus muslos con la falda. Me puse en cuclillas y apreté mi lengua contra su falda a la altura del chocho. Al estar mojada se pegó a él y Violeta sintió como mi lengua lo recorría. Abrió la presilla y bajó la ...
... cremallera que tenía a un lado la falda, falda que cayó al suelo. Ni se molestó en quitarla de encima de su tanga y de sus zapatos. Abrió las piernas... Le metí la lengua en el chocho mojado y oí cómo decía, muy en bajito:
-Aaaaay.
Lamí sus labios vaginales, juntos y por separado... Después me centré en el clítoris... Unos minutos después sus gemidos ya eran perfectamente audibles. Yo estaba empalmado como un toro. Dejé de lamer para penetrarla. No me dejó. Cogió mi cabeza por debajo de las orejas y llevó mi boca a su chocho empapado. La chica dulce se transformó.
-¡Acaba lo que empezaste, cabrón!
Quería guerra y le iba a dar guerra. Humedecí el dedo de mi mano derecha con sus jugos. Se lo metí en el culo y le succioné el clítoris. Quería arrancarle un gemido, y lo que oí fue:
-Preferiría tu polla dentro de mi culo, pero habrá que conformarse, piltrafa.
Le quité el dedo para empotrarla contra la pared y romperle el culo, y va me coge por las orejas, me lleva la boca al coño y cómo si fuese mi dueña, me dice.
-¡Come, cabrón, come o te arranco las orejas!
La hostia era que su manera de comportase me ponía a mil. Le volví a meter el dedo en el culo y le lamí el coño de abajo a arriba aumentando la velocidad con cada lamida, y ocurrió lo que tenía que ocurrir, se comenzó a correr en mi boca, diciendo:
-Aaaay, aaaaay ¡¡¡Me corro, cabrón, me corro!!!
Sus piernas temblaban y de su coño salió flujo mucoso que cayó sobre mi lengua. Lo saboreé y lo tragué. Era un ...