Las desventuras de Elena (4)
Fecha: 07/01/2020,
Categorías:
Intercambios
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... eléctrica.
-¡AAAAAAAAAHHHHHHH! –gritó y ese grito fue música en los oídos de Julia, que comenzó a chupar y lamer sabiamente el clítoris ya durísimo. Volvió a meter dos dedos hasta los nudillos en esa concha que era un río indetenible de flujo mientras seguía trabajando con su lengua y sus labios hasta que Elena prorrumpió en una sucesión de jadeos, gritos y gemidos ya con cuatro dedos adentro; dedos que semejaban una corta pero gorda pija que avanzaba y retrocedía sin cesar.
"La tengo..." –se dijo Julia pletórica de un oscuro entusiasmo. "Ya es mía..." y segundos después Elena explotaba entre jadeos y gritos en un orgasmo intenso, interminable.
Julia la miró resoplando satisfecha y se tendió de costado junto a ella en el camastro. Comenzó a acariciarle con fingida ternura el pelo, el cuello, los hombros, y le dijo:
-Bueno, Elenita, a partir de ahora ya no más corcovos... Sólo entrega absoluta, obediencia y sumisión, ¿cierto?
-Sí, Julia...
-Soy tu Ama y vos mi esclava.
-Sí...
-Sos una puta hambrienta de pijas.
Elena vaciló y contrajo su rostro en una expresión dolorida.
-Sos una puta hambrienta de pijas. –insistió Julia endureciendo el tono.
-Sí. –aceptó Elena.
-Decilo.
-Soy... soy una... una puta hambrienta de pijas. –concedió por fin.
-¡Muy bien, Elena!... ya ves que no es tan difícil decir lo que sos.
-Julia...
-Sí, querida, decime.
-¿Nunca más me van a dejar salir de acá?
-Nunca. –confirmó Julia y los ojos de Elena se ...
... llenaron de lágrimas.
La gorda se incorporó a medias en el camastro, tomó la barbilla de Elena entre sus dedos y dijo:
-¿Qué pasa, queridita? ¿por qué esa pena?
-Federico... –musitó la esclava entre sollozos. –mi vida anterior...
-Tu vida anterior es exactamente eso: tu vida anterior. Tu pasado, Elena. Tu presente y tu futuro están aquí, en esta celda, en mí, que soy tu dueña, tu Ama; en la innumerable cantidad de hombres cuyas pijas vas a tragarte de aquí en más por tus tres agujeros, en los litros de semen que vas a beber.
Elena la escuchaba estremecida. Julia había logrado ponerla en contacto con su interior más profundo. En cada una de esas lágrimas que mojaban sus mejillas estaba la vergüenza de haber descubierto a la verdadera Elena, la puta anhelante de vergas y humillaciones, la esclava que quizá siempre había sido y sólo ahora se expresaba en plenitud.
-Sí... –se escuchó decir en un susurro que provocó en Julia una sonrisa triunfal. Bajó de la cama y le ordenó a su esclava que hiciera lo mismo.
-Arrodillate ante mí, Elena. –dijo, y cuando tuvo a su presa en esa posición, con las nalgas apoyadas en los talones le ordenó:
-Cabeza gacha, las manos en la espalda y repeti conmigo.
-Sí, Julia...
-Soy Elena.
-Soy Elena...
-La esclava de la señorita Julia.
-La esclava de la señorita Julia...
La voz de Julia sonaba imperativa, mientras la de Elena era apenas un susurro.
-Debo olvidarme de mi vida anterior.
-Debo... debo olvidarme ...