1. Las desventuras de Elena (4)


    Fecha: 07/01/2020, Categorías: Intercambios Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... tu comportamiento.
    
    -Gracias, Ama Julia... Me voy a portar bien...
    
    -Eso espero, queridita. Soy muy dura cuando se me indisciplinan.
    
    -No me voy a indisciplinar, Ama Julia... –prometió la jovencita y Julia, después de besarla en los labios, abandonó la celda para ir en busca de Elena. Estaba muy mojada por la visita a Agustina, a quien hubiera podido someter en ese momento, pero prefirió postergar semejante goce para cuando la llevara a su casa y así, con esa espera, hacer más intenso aún el placer de disfrutar de ella.
    
    Cuando entró a la celda de Elena su esclava esta sentada en el borde del camastro, con las manos debajo de los muslos.
    
    -Ama Julia... –dijo y Julia se dio cuenta de que tenía los ojos enrojecidos.
    
    El Ama dejó su cartera sobre el camastro y se paró ante Elena.
    
    -Saludame de rodillas y besándome la mano. –le ordenó.
    
    Elena lo hizo y Julia le dijo:
    
    -A partir de ahora vas a saludarme así al llegar y al irme, ¿entendido?
    
    -Sí, Ju... Ama Julia... sí...
    
    -Ahora quedate de rodillas, sin apoyar las nalgas en los talones, con la cabeza gacha y las manos atrás. –le indicó mientras ella se sentaba en el borde del camastro.
    
    -Tenés el pelo mojado... –le dijo imaginando que ella también había sido manguereada por Wanda.
    
    -Me manguerean todos los días. –confirmó la esclava.
    
    -Contame. –le exigió Julia llevada por su morbo.
    
    –La señorita Wanda viene con una manguera que conecta a la canilla del lavatorio, trae un balde y jabón de lavar, pone ...
    ... agua en el balde, humedece el jabón, me lo pasa por todo el cuerpo y después me enjuaga con la manguera. El primer día me explicó que así se baña a los animales. –completó Elena, y se mordió los labios.
    
    -Tenés los ojos irritados. –le dijo Julia. -¿Qué pasó? ¿estuviste llorando?
    
    -Mucho... No es lindo descubrir y tener que aceptar que una es una... ¡una puta!... y que ser una puta me llevó a esto... a estar acá encerrada en tus... en sus manos... saber que ya no veré a mi marido nunca más, saber que ya nunca voy a volver a mi vida de antes, a ser libre, a caminar por la calle... –explicó la hembra y se quebró en sollozos, incapaz de seguir hablando.
    
    Julia le acarició la cabeza con falsa ternura, se inclinó hacia ella y afectando un tono comprensivo le dijo:
    
    -Bueno, Elenita, así son las cosas. Es cierto que ya no vas a volver a tu vida de antes, pero si te portás bien quizá te saque de paseo un día de éstos.
    
    Elena alzó la cabeza y la miró sin entender, pero Julia no agregó nada más, se puso de pie y le ordenó que la desvistiera. Mientras le iba quitando la ropa Julia le acariciaba el cuello, las tetas, las nalgas, y así se calentaba cada vez más. Cuando estuvo desnuda besó a su esclava en los labios, largamente, hundiéndole la lengua en la boca sin que Elena se retobara. Después sus manos se apropiaron de esos pechos tan apetecibles y luego de meter un muslo entre las piernas de su esclava la empujo con firmeza hasta tenerla de espaldas contra una de las paredes de ...