-
La tetona y la moneda
Fecha: 12/01/2020, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tragando. Él gemía como un loco. Le daba buenos lametones desde la base hasta el mismo glande. Ahí me paraba y pasaba mi lengua por toda la superficie. Y de nuevo bien adentro. Estuve un buen rato dándole a la lengua. Sentí que era inevitable que se corriera y así lo hizo. La abundante leche inundó mi paladar y mis dientes, todo fue para adentro y lo que no bien que me encargué de que no se perdiera. Le pasé la lengua por las comisuras de su hombría limpiándosela en cada vericueto. Había terminado como un loco, conteniéndose el hacer más ruido por estar en su despacho. En todo el proceso no me había puesto la mano encima. A pesar de sentirme tremendamente sucia me sentía respetada y en cierto modo inocente. El semen seguía dentro de mi garganta cuando me quité la venda. En ese instante el director dio un tirón del último botón de mi blusa. El dinero fluyó como en una máquina tragaperras cayendo por todo el suelo. Mis pechos habían explotado y salido con violencia de su prisión de tela. Me quité las monedas que pude de mi sujetador, ahora avergonzada de que me pudiera ver las tetas. Saqué las que había por mi cintura. Me quise ...
... marchar precipitadamente, sin decir nada más. Traté de componer mi blusa porque no podía dejar mis pechos así. Le pedí algo para reparar la blusa. Buscó en sus cajones y me ofreció un clip. Extendí mi mano para recogerlo pero entonces lo tiró al suelo. Tuve que agacharme mientras me sujetaba los pechos con una mano, pues querían salir del sostén. Compuse como pude la blusa y me marché avergonzada pero satisfecha del despacho. Al salir del despacho pasé cerca de la clase de mi hija. Estaban en el pasillo hablando de sus cosas. No quise acercarme con la blusa como la tenía y tras haber hecho algo como lo que hice. La observé de lejos, vi a los otros alumnos. Me preguntaba quién sería el hijo del director. No me costó averiguarlo. Había un chico más alto, más formado, mucho más hombre que los demás. Desde la distancia los observé. El chico, no sé cómo debió darse cuenta. Nuestras miradas se cruzaron un instante. Creo que me hizo un gesto con el dedo, como para que me acercara. Sentí vergüenza y quise irme. El chico se acercó a mi hija. Con naturalidad la cogió de la cintura. Mi hija no le rechazó, a mi pesar tuve que marcharme.