1. Anita de tus deseos (capitulo 7)


    Fecha: 21/01/2020, Categorías: Anal Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    ... cenar.
    
    —Son las once y cuarto: ¿y ahora?
    
    —Ahora te voy a echar un polvo que te vas a cagar, —dijo papá abrazándome y levantándome con una mano en mi trasero—. Y luego a comer.
    
    Me llevó al sofá de la suite y me depositó en él para empezar a quitarme la ropa. Una vez desnuda, me giró dejándome la cabeza colgando por el borde. Mientras se desnudaba me miró con detenimiento y ya solo con su mirada me excité. Se arrodilló, me metió la polla en la boca e inclinándose me separó las piernas y comenzó a chuparme el chocho. En mi es una reacción instintiva cerrar las piernas, o al menos intentarlo, pero papá las mantiene bloqueadas con sus brazos y soy incapaz. No me aprieta con la polla la garganta, solo la mantiene en su interior mientras me chupa el chocho. En eso es incansable: puede estar mucho tiempo, el que sea necesario mientras voy encadenando orgasmos con la facilidad que solo él consigue. El no bombea, pero yo beso, chupo, saboreo, y muerdo en ocasiones su poderosa polla de la que me reconozco esclava. Finalmente, después de tres cuartos de hora, con interminables hilillos de babas saliendo por los laterales de mi boca, papá me la llenó con su semen. Aun así, siguió insistiendo con la lengua hasta que me arrancó un último orgasmo.
    
    Me ayudó a incorporarme y con su camiseta me limpio la cara de babas y semen. Me entrego mis gafas de sol y salimos al exterior de la suite y nos apoyamos en el muro de la enorme terraza. De frente, el impresionante minarete de la ...
    ... mezquita de la Koutoubia. Papá me abrazó por detrás mientras miraba el reloj y apretaba la polla contra mi trasero. Si me asomaba un poco veía el trasiego de la calle que empezaba a ser incesante rumbo a la plaza. Y entonces ocurrió: nítido, potente, escuché un sonido procedente de la mezquita.
    
    —¿Están llamando a la oración?
    
    —Sí, —dijo papá mirando otra vez el reloj. Permanecimos en silencio escuchando respetuosamente el canto del Muadhin.
    
    —Pues la gente sigue andando por la calle, —pregunté con ingenuidad cuándo terminó.
    
    —¿Qué te crees, que la gente se tira al suelo cuándo lo escucha? —dijo papá riendo—. Los musulmanes viven el Islam de una manera mucho más natural de lo que pensamos.
    
    —Y ¿Cuántas veces llaman?
    
    —En total cinco, y este ha sido el segundo: el primero es de madrugada.
    
    Nos dimos una ducha rápida, nos pusimos los bañadores y una camiseta, y bajamos a comer. Nos sentamos en una mesa muy agradable, rodeado de planta y muy cerca de la piscina. Pedimos dos ensaladas y dos cervezas. Estuvimos en la piscina hasta las cinco de la tarde y subimos a la habitación, dónde papá, sin ningún tipo de preámbulo, me quito el bikini, se puso sobre mí y me penetro. Al principio empezó de una manera frenética, pero luego, poco a poco, se fue calmando hasta adoptar su parsimonioso ritmo habitual. Después de un par de mis orgasmos, se corrió y cómo siempre, estuvo un buen rato cubriéndome de besos.
    
    —¿Qué ha pasado hoy? —mientras le acariciaba el pelo, le pregunté ...