De palos y astillas
Fecha: 25/01/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
Reza el refrán de tal palo, tal astilla, pero debes procurar no pincharte con ella
La conocí un jueves. Lo sé porque ella siempre me lo recordaba cuando repetía salida. Era el día que tenían estipulado para jugar a pádel las cuatro compañeras de trabajo que conformaban el grupo íntimo de Inés. De allí, cena y copa.
Yo estaba de fiesta de cumpleaños de uno de mis mejores amigos, así que también habíamos salido a cenar y tomar algo. Para las copas, después de varias disensiones, también quedábamos cuatro, lo que provocó el encuentro.
Habíamos elegido aquel local por disponer de dos ambientes a pesar de ser pequeño, uno tranquilo con músicachill-out donde podías hablar, otro más eléctrico con música de los 90 donde podías bailar. La selección musical provocaba que la concurrencia estuviera compuesta por treintañeros y cuarentones.
Fue Jorge el que las divisó. Divorciado, mujeriego, aunque con un listón selectivo bastante bajo, lo que provocó que yo no le hiciera mucho caso cuando se refirió al grupito de chicas que estaban compartiendo una botella de cava en uno de los reservados del fondo del local. Carlos y Martín están casados, así que ninguno de los dos se interesó demasiado por las ansias de mi compañero, aunque el primero se había liado con varias mujeres cuando se le habían puesto a tiro. El segundo era insobornable.
Me dirigí al baño pues la tercera cerveza me empujó a ello, así que me fijé en el grupo de mujeres cuando pasé cerca de ellas. Estaban ...
... sentadas en unos sofás semicirculares, rodeando una mesita baja ovalada. Les eché cuarenta años y en un primer vistazo me sorprendió el buen ojo de Jorge. Sobre todo por lo que se refería a una morena de ojos claros y a una rubia que me aguantó la mirada los cinco segundos que tardé en cruzar el pasillo.
Al volver con mi grupo le confirmé a mi amigo que no estaban mal, lo que interpretó como el pistoletazo de salida a una noche de toma pan y moja. Aquella noche yo no había salido a eso, aunque estar soltero te permite virar decisiones sobre la marcha, pero Jorge era el homenajeado así que decidimos no hacerle el feo, a ver si te llevas un buen regalo de cumpleaños.
Él mismo dio el paso, pagando una botella de cava que el camarero llevó a la mesa de las chicas de nuestra parte. Lo aceptaron, con sonrisas y gestos festivos, así que fuimos para allá. Nos hicieron sitio en los sofás, mientras se presentaban como Sara, Montse, Rita e Inés.
Físicamente, las dos primeras no valían un duro, aunque Sara era la más divertida de las cuatro. Rita era la morena de ojos azules, tan guapa como distante, pues estaba casada. Montse estaba separada desde hacía poco y era una loba. Inés era la rubia de ojos marrones que me había aguantado la mirada hacía unos minutos confirmándome que yo también le gustaba.
Dos botellas de cava después, salíamos del local con las ideas más claras. Sara, Rita, Carlos y Martín se retiraron mientras Jorge había decidido tirarse a Montse. La enésima ...