1. De palos y astillas


    Fecha: 25/01/2020, Categorías: Incesto Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... confirmación de su escaso nivel de exigencia. Inés y yo seguimos charlando sin que ninguno de los dos diera ningún paso más allá. Me agradaba aquella mujer, también en su carácter de charla amena e interesante, así que opté por ir paso a paso.
    
    Una copa después, gin tonic para ella, bourbon con hielo para mí, salíamos del local. Los tortolitos llevaban rato en otra pantalla así que ni reparamos en ellos. Le ofrecí llevarla a casa con esa única intención. Aceptó, pues no había traído coche, aunque vivía cerca. Yo tengo el mío en la calle transversal, le comenté, a no ser que prefieras pasear seis manzanas.
    
    Le señalé el BMW X6 blanco que me había comprado hacía dos meses para que montara en él. Vaya cochazo, exclamó, lo que me demostró una idea que por sabida no deja de sorprenderme. Los coches, como las motos en la adolescencia, son auténticos imanes para algunas chicas, relacionado, sin duda, con la idea de triunfador. No me lo compré por esta razón. Simplemente me gustan los coches y puedo permitírmelo. Además, me parece bastante triste que te valoren por lo que aparentas más que por lo que eres. Pero allí estábamos.
    
    No tardamos ni cinco minutos en recorrer el trayecto hasta su casa, así que paré en doble fila para que pudiera bajar. Pero no lo hizo. Seguimos charlando como si no hubiéramos llegado aún. Hasta que se produjo uno de aquellos silencios que solamente tienen dos soluciones posibles. Besarnos o despedirnos.
    
    Yo di el paso. Me recibió entregada, aunque ...
    ... el amplio espacio entre asientos del X6, con reposabrazos de piel incluido, nos dificultaba el juego. Así que fue breve pero intenso. Entonces el paso lo dio ella.
    
    -No podemos subir a mi casa porque está mi hija, pero podemos aparcar cerca del parque.
    
    -Podemos ir a mi casa, si lo prefieres.
    
    -No, no tengo tanto tiempo. Prefiero ir al parque.
    
    Tres calles después, siguiendo el movimiento del caballo del ajedrez, aparcábamos en batería entre una camioneta de reparto y un monovolumen en un espacio con bastante penumbra. Pasamos al asiento trasero y reanudamos nuestros juegos.
    
    Inés, no solamente estaba buena, con un culo redondo enfundado en tejanos claros y un par de tetas de tamaño medio, además besaba bien y era una mujer activa. Mientras yo la acariciaba ella también lo hacía, primero mi pecho, al rato mi paquete. Le desabroché la blusa y colé la mano arrancándole leves gemidos al pellizcarle los pezones. Ella respondió abriéndome la cremallera y sobándome la polla por encima del bóxer. Bajé la mano a su entrepierna para abrirle el pantalón cuando la suya me detuvo.
    
    -Eso no. Tengo la regla. –Mierda, pensé, pero reanudé las caricias en sus mamas sin dejar de besarla. Devolvió su mano a mi hombría y ofreciéndome el cuello para que lo devorara, me suplió: -Pero si quieres te la chupo. Lo hago muy bien –afirmó mirándome a los ojos.
    
    Muy bien era quedarse corto. Bajaba y subía con húmeda lentitud mientras su lengua no olvidaba ningún centímetro de mi miembro. Los ...
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