Basilio y Horacio
Fecha: 27/01/2020,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... con tu amigo Horacio... ¿Horacio, has dicho?...
— Sí, sí, Horacio, ¿por qué?
— Es que tenéis unos nombrecitos en este pueblo que qué te digo yo..., son la reostia, joder... Ah, y en cuanto a despedirte nada, monada, porque tú vienes con tu amigo o ¿es que no te gusta mirar como otros follan?
— Muuuchooo, pero no si a él...
— A él le voy a decir que te va a mirar cuando yo te folle tu culo... ¿entendido?
— Si, pero, si no quiere...
— Va a querer y le va a gustar el trío, ¿o no?
— Eso sí, porque Horacio es bien caliente.
— Vamos a tomar un whisky y me cuentas el plan.
El viejo Basilio se sacó dos vasos de cristal de su bolsillo y me los dio para que mesurara el whisky en ellos. Me gustó el detalle y puse whisky hasta la mitad de los vasos, y eso que eran bien grandes, pero valía la pena. Mientras tomamos las copas de whisky, me fue contando cómo lo tomó su amigo Horacio, que estaba dispuesto a venir, le dijo que cenaría conmigo y yo le añadí “y contigo”, porque mi plan era llevármelos a los dos. Así que se me presentaba una noche caliente, porque había quedado con él en la plaza a las 7 de la tarde, iría luego al lugar donde estaba antes el coche, debía estar allí preparado para no llamar la atención. Todo estaba correcto.
Comencé a desnudar a Basilio, mientras le hacía unas mariconadas con mi cuerpo todavía vestido. Me lo dejé totalmente desnudo. Me miró exigiendo que yo me desnudara y le dije que ese oficio lo dejaba para él. Se levantó, me ...
... quitó la camiseta y el short y ¡zás! quedé desnudo, su cara se iluminó al no encontrar tanga ni jockstraps ni slip, se sentó en la silla, me arrimó hacia sí y ahí quedo todo: desnudez frente a desnudez, con su boca cubrió mi polla y se la comía a chupetones con todas las de la ley. Cuando vio que la tenía muy humedecida, me dijo que le lubricara su culo y la metiera sin compasión. Se inclinó dándome el culo y apoyándose en el sofá. Le lubriqué el culo a conciencia con tres dedos al final, le metí mi polla al culo en cuatro tiempos y muy despacio y entró y descansé. Desde detrás le volví el rostro y lo besé, me beso y hasta cruzamos las lenguas. Había lavados sus dientes con clorofila, estaba sabrosa su boca.
Como tardaba en los movimientos, el propio Basilio comenzó a hacer círculos en su cadera para que su polla creciera más y se acomodara mejor. Consiguió calentarme y comencé un suave mete y saca y al rato fui más rápido hasta que llegué al final todo sudado, Basilio también, pero di un fuerte empujón de polla hacia dentro, gimió fuerte y comencé a soltar mi lefa, ahora en cantidad y me tumbé sobre su espalda con la polla en su culo recostados boca abajo en el sofá. Me incorporé, con fuerza le di media vuelta y nos pusimos de frente. ¡Qué rica está la boca de Basilio!
— Basilio, ¿qué has hecho con tu boca?
— Me la he lavado hoy dos veces con menta y clorofila para ti.
— ¿Para mí?
— Sí, eres elegante, tu boca sabe y huele bien, todo tu cuerpo está perfumado, da ...