1. 47.4 Confidencias de Jean


    Fecha: 30/01/2020, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... y llegando a mi vientre llenándome de felicidad y de dicha.
    
    Las sensaciones resultan irresistibles a veces, y tengo que cerrar mi culo contrayéndolo rodeando su polla, y suspira cuando la nota abrazada por los anillos de mi ano. Entra y sale en un vaivén de locura lujuriosa.
    
    Deseo que esto no termine nunca, permanecer así, poseído y domado ante él, mi amor endemoniado de placer, que me otorga su hombría y que la quiero más y más, sin que se salga de mí, ni que me deje.
    
    De su boca sale un rugido de satisfacción cuando comienza a descargarse en mi interior, y mi ano le aprieta, para retenerlo todo y quedar impregnado de su esencia, de su vida que se le escapa de sus huevos para dejármela a mí, queriendo preñarme con ella.
    
    Me quedo quieto, expectante, sintiendo las profundas y violentas sacudidas de su verga en mi vientre vaciándose, notando como me va llenando y yo recibiendo, como hembra entregada a la fecundación de su macho.
    
    Cuando queda satisfecho clavado en mi culo, llega con su boca hambrienta a mi cuello para lamerlo e hincar sus dientes y decirme furioso.
    
    -Ahora tú, quiero que te corras como nunca, que sientas el mayor placer. –respira entrecortado y entregado a su labor, y reanuda su delicioso movimiento de entrar y salir de mi culo.
    
    -Me voy a correr Gonzalo, que dicha, estoy loco. –el que se vuelve loco es él y emplea toda su fuerza para atravesarme hasta llevarme al gozo total.
    
    Mi orgasmo es placentero y doloroso a la vez, lleno de angustia. ...
    ... Me duele la punta de la polla y quiero descargar y sacar todo lo que me llega en tropel, es tanto el placer que no llego a explotar, a arrancar y sacar de mi interior lo que siento, hasta que en un esfuerzo supremo, encorvo mi espalda, y hago fuerza para expulsar de una vez lo que me mata de placer.
    
    Tomamos una rápida ducha y nos vestimos hablando mientras nos preparábamos, es la primera vez, quizá la única, que Gonzalo me hace el amor en mi casa.
    
    Después de nuestra fenomenal follada no quería dejar de besarme y lamerme, pero teníamos que marchar, terminábamos de tenernos y planeábamos el nuevo encuentro.
    
    -¡Joder!, Gonzalo, que puto me siento, terminas de follarme y ya extraño tu polla, me estoy convirtiendo en un demente del sexo que no se cansa. –se ríe y deja de subirse el pantalón para abrazarme.
    
    -Sí que es raro, pero me sucede lo mismo, ahora mismo estoy pensando en cómo será la próxima vez y como podré aguantar sin ti. –le beso en los labios y le empujo para que termine de vestirse.
    
    -Puedes contratar a uno de esos chicos o chicas para desahogarte. –vuelvo a recoger las llaves, la lavadora ha terminado sus ciclos y no tengo tiempo de atenderla.
    
    -¿No te importaría que lo hiciera? -le miro sorprendido.
    
    -Me has dicho que ya lo has hecho, y no, no importaría si lo necesitas, pero no quiero que dejes de amarme, eso me matará algún día, dentro de poco me tendrás para cuando me necesites y hacer lo que quieras de mí.
    
    El coche queda en el hotel como estaba ...