1. VIVENCIAS 5 (GINA, LA TRAVESURA DEL GIMNASIO)


    Fecha: 19/09/2017, Categorías: Hetero Autor: efeso, Fuente: RelatosEróticos

    ... ayudo.
    
    Me jalo hasta los inodoros y me bajo mi truza, su mano se poderó de mi verga la cual comenzó a masajear apuntando hacia el retrete para que vaciara mi vejiga, pero la tremenda excitación y el morbo que me causaba la acción, no me dejaba orinar bien. Hice un esfuerzo y poco a poco los meados comenzaron a salir al ritmo que ella marcaba con su mano. Terminé por fin de orinar, ella dirigiéndose a mí dijo:
    
    No tenemos mucho tiempo, mi papá me puede buscar.
    
    Sin pensarlo más, se bajo el apretado short que llevaba y se empinó usando el retrete como apoyo, ofreciéndome un enorme trasero y una rajita totalmente abierta, me coloqué tras de ella y sin previo aviso, de un solo empellón le arrimé mi verga hasta lo más profundo de su vagina, que ya se encontraba humeda, y tomando en cuenta lo que me había dicho, comencé a meterla y sacarla dándole unas ligeras nalgaditas poniéndole rojas sus blancas nalgas. Ella al momento empezó a aullar de gozo, llevando una de sus manos por abajo, se sobaba su botoncito rosa que adornaba su rajita. Temiendo que su papá fuera a llegar en cualquier momento, aceleré mis embestidas para eyacular lo más rápido posible, el anuncio no tardó en llegar y cuando ella presintió la llegada de ...
    ... mi orgasmo, me dijo:
    
    En mi boca, dámelo en mi boca.
    
    Se sentó en la taza del baño y espero sacando la lengua mis disparos de pasión que uno a un fueron apareciendo con tal fuerza, que fueron a dar en toda su roja carita cargada de lujuria, cuando por fin descargué todo lo que llevaba dentro, su cara estaba bañada completamente en semen, y con sus dedos se ayudaba a meter todo el esperma en su boca para despues engullirlo, cuando hubo acabado, en agradecimiento le di un beso en su boca, probando parte de mi semen que había quedado en sus comisuras. Nos acomodamos las ropa y salimos como si nada hubiera pasado, y aunque a mi me temblaban las piernas, tuve que hacer un gran esfuerzo para no desfallecer e irme de inmediato a mi casa.
    
    Camino a casa, cavilaba. Creo que la suerte me persigue, jamás me hubiera imaginado hasta ese momento el poder disfrutar de las caricias, besos y el sexo con chicas de la talla de Lizette o de Gina, la verdad es que al lado de mi prima Lea, de Graciela, de Anita de Xochitl, o hasta de la misma Rosario, eran un portento de mujer, y no dejaría pasar ninguna de las oportunidades que la vida me presentara.
    
    Llegué a mi depa, y despues de una relajante ducha, me quedé profundamente dormido. 
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