1. Mi pequeño medio hermano


    Fecha: 04/02/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... interior, sus embestidas eran fuertes, el roce, la fricción de ese juvenil pene sobre mi intimidad cubierta solamente por esas pantaletas me hacía pensar en mil cosas, el sillón solo rechinaba una y otra vez, su carita tenía una expresión de felicidad, de placer o de lujuria que yo no se la había visto antes, hasta que por fin su cuerpo se tensó y un gritito salió de su garganta
    
    -ahhhhhh
    
    - Y…Efectivamente sentí un chorro calientito de esperma derramándose sobre mis calzones de color morado, humedeciéndolos, manchándolos, me consoló un poco saber que finalmente no había sido tan mala idea sacarme el pantalón para no ensuciarlo, y como lo dije líneas arriba, no soy de hielo, de cualquier forma gruesas lagrimas brotaron de mis ojos, lloré con débiles quejidos y suspiros, no estaba nada bien lo que acababa de hacer y mi conciencia me lo reclamaba.
    
    Le di un beso en la frente, una palmada en sus nalguitas y le aparté con suavidad de mi cuerpo.
    
    -Ya corazón, ya terminó todo esto, me tengo que ir, ponte tu ropa, sequé mis lágrimas con la manga de mi blusa, él no decía nada, ni una palabra de consuelo para mí, solo sonreía y veía con esa carita de felicidad y de lujuria que no puedo describir la mancha que había dejado sobre el calzón de su hermana, no pude evitar bajar la vista y observar ese charco de líquido seminal que invadía mi prenda interior y que amenazaba con avanzar hacía más abajo, tuve que pedirle que me trajera unas servilletas para limpiar un poco esa ...
    ... eyaculación.
    
    Acomodé mi busto dentro del brasier y abroché mi blusa. Levanté mi pantalón del suelo.
    
    ¡Fíjate que no halla caído tu semen en el sillón!, y si hay, ¡lo limpias bien!, le ordené todavía chillando, por ningún motivo debía dejar rastros de evidencia alguna.
    
    Me dirigí al baño a lavarme y limpiarme lo más que pude, al terminar apenas me despedí de mi hermano y salí apresuradamente, sentía como si con la mirada me quisiera desnudar y pensé que no me iba a arriesgar a que se pusiera nuevamente de necio y me chantajeara con que ahora le dejara verme las nalgas o algo más y fuera cuento de nunca acabar.
    
    Llegué a mi casa, lavé bien aquellos calzones culpables, prueba irrefutable de mi mal comportamiento, creo que de haber llevado puestos unos que tengo de color blanco, de algodón, del tipo clásico, se hubieran transparentado mis vellos púbicos al contacto con el esperma y entonces sí el pendejito ese me hubiera exigido que me los quitara enfrente de el para verme en su totalidad mis pelitos, bueno, eso fue lo que me vino a la mente, me di un buen baño y esperé impaciente a mi esposo, lo que más deseaba en ese momento era hacer el amor con el, tenía que sacarme toda esa tensión y presión acumulados, el sentimiento de culpa se estaba transformado en deseo, cuando llegó de trabajar al verme tan cachonda y sexy ni se acordó de cenar, en mi calentura recordé los momentos vividos horas atrás con mi hermano y mi excitación aumentó, fueron los mejores orgasmos que tuve ese ...
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