Mis dos familias - 03 de 10
Fecha: 05/02/2020,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... rechazo de Don y como venganza que le contaría con todo detalle.
Tuvimos que disimular cuando uno de los hombres entró para pedirle a Bento que fuera ya que iban a recoger el fruto de su trabajo del día.
Luego todo fueron prisas, se había levantado un fuerte viento del oeste que les hacía pensar que todo empeoraría y había que volver al abrigo del puerto.
En el bar de la noche anterior nos habían preparado la cena y cuando Don se levantó para volver a casa Bento le habló.
-Don Fernando, ¿le dejará a su hijo que se quede un rato? Yo mismo lo llevaré a la casa. -Don me miraba, sospechando lo que el caliente muchacho deseaba y que para Don resultaba elocuente, no podía ocultar mi miserable regocijo al sospechar su enfado y molestia que no dejaba que se viera.
-Él es mayor y tiene mi permiso si es necesario. -mató parte de mi inicial alegría, pensaba que se iba a negar, pero Don era así de caústico y ácido a veces. Salió del bar y marchaba hacia el puerto donde habíamos dejado el coche a la mañana, le seguía pisándole los talones. Me apoyé en la puerta para que no la abriera.
-Si quieres vuelvo contigo. -sujetó mi mano que estaba sobre la manilla y me apartó.
-Solamente ten cuidado y no bebas. -así resultó de frío y se metió en el coche. Tenía a Bento detrás de mi y miramos como se iba alejando, demasiado rápido.
Bento miró hacia los costados de la calle, era de noche y no se veía un alma paseando.
-Vamos a mi casa, mi madre y Candela están en la tuya y ...
... dormirán allí, ¿o quieres que bebamos algo antes? -no me importaba que me desnudara cuanto antes pero deseaba hablar un poco y que no resultara tan exento de cariño y sin preparación. A veces soy así de romántico.
En el bar donde entramos había poco público a pesar de ser sábado aunque aún era temprano, nos quedamos en la barra y pidió dos gin-tonics.
-Hay poco público hoy, ¿no te parece?
-¡Va!, el resto de la semana está desierto, no se gana dinero y no llega para gastar en diversión. -al parecer tenía razón, los problemas de los pueblos resultaban semejantes a los de las ciudades.
Seguíamos bebiendo hasta que nos interrumpieron.
-¡Bentó, cabrón! ¿No os ha tragado la mar? Me enteré que os arriesgasteis, espero que haya sido con suerte. -era un hombre relativamente joven, como de treinta años aunque resulta difícil calcular la edad a hombres tan curtidos.
-Hemos tenido suerte, seguramente nos la trajo mi amigo. Mira Telmo, este es Sergio, salimos a veces juntos, a todo. -el tal Sergio me alargó una mano delgada, callosa, con tendones pronunciados y mucho bello.
-¿Telmo, el del pazo alto? Casi te conozco. -Bento se había puesto nervioso, intuí que algo le había contado de lo que hacíamos y luego eso de que “salían juntos a todo” hizo que me pusiera en guardia.
-Venga, ¿qué vas a tomar? -Bento sujetó su vaso con fuerza y llamó al hombre de la barra.
-Lo mismo que estáis bebiendo vosotros.
El tal Sergio no me desagradaba, todo él era fibroso con la ...