1. Me voy pal pueblo


    Fecha: 06/02/2020, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... disimuladas por un suelto vestido negro. Parece tener de todo, de tamaño pequeño, pero en su sitio.
    
    "No he tenido ocasión de agradecerte tu amabilidad al traernos hasta esta casa. Haré todo lo posible para compensarte". Bueno, ¿palabras equívocas o simple buena educación por su parte?. Preferiría lo primero porque la señora está muy buena.
    
    Una estupenda cena, charla agradable y divertida, luz de candelabros, abundantes copas, calor de chimenea, ... . Sin ningún preámbulo y con naturalidad apabullante, Carmen se sienta a mi lado, me besa lenta y tranquilamente y acaricia el pantalón en el lugar de mis momentáneamente sorprendidos cojones. Si a ella no le importa que el sobrino esté presente, a mí menos aún.
    
    Tras unos minutos de largos besos meto mi mano bajo la falda y descubro que no lleva bragas. "Quítate el vestido, quiero verte". "¿No te importa que esté aquí tu sobrino?".
    
    "No es la primera vez que mira mientras lo hago; jugamos a menudo. A Félix le encanta y a mí me excita mucho."
    
    ¡Qué buena está!. Pechos pequeños, redondeados como si fueran dos duras manzanas con oscuros pezones; caderas redondas dando abrigo a un culo pequeño, duro y respingón; piernas largas y finas y una total y absoluta depilación. Se me hace raro en el primer vistazo, pero es muy excitante.
    
    Me ayuda a desnudarme, besando y lamiendo las partes de mi cuerpo que van quedando al descubierto. Miro hacia atrás y veo al sobrino desnudo tocándose con ganas un largo rabo. Es curioso, ...
    ... también está depilado todo su cuerpo.
    
    "¿Pretendéis un trío?. Los hombres no me gustan ni me ponen nada de nada".
    
    "No te preocupes, él sólo hace lo que yo le digo; no va a participar si tu no quieres o yo no se lo ordeno".
    
    En silencio, con lentitud y mucha tranquilidad, Carmen va lamiendo mi cuerpo al mismo tiempo que no para de tocarme el rabo con las manos. Se para un largo rato mordisqueando mis pezones, lo que me encanta, baja hasta mi excitada polla y continúa chupando los testículos. Toda la escena es lenta y en silencio, como en una película muda.
    
    Tengo ganas de follármela, de penetrar su coño. Me atrae que no tenga vello y que se vea todo el sexo muy mojado y brillante. Se apoya en el brazo del sofá doblando la cintura y ofreciéndome su cueva. Ni siquiera mi brusca penetración arranca de ella más que un breve y suave suspiro. El jovencito se coloca a nuestro lado para ver bien la escena mientras sigue meneándose la polla, que alcanza ya un tamaño considerable, sin ninguna prisa.
    
    Empieza a moverse muy suavemente antes de que yo comience a empujar. Me amoldo a su ritmo (no recuerdo un polvo tan lento y cómodo para mí) y me dejo llevar por él. De repente aumenta el ritmo y empieza a gemir más alto, un minuto más tarde parece que monto en una atracción de feria que se mueve a derecha e izquierda, arriba y abajo. Me tengo que agarrar con fuerza a sus caderas mientras los gemidos pasan a ser gritos roncos y sordos, hasta que un fuerte y largo suspiro me da idea de ...
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