1. El síndrome del oso panda (5)


    Fecha: 07/02/2020, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Vero_y_Dany, Fuente: xHamster

    11Conversaciones de alcoba (Dany)De nuevo, 8 de junioAhora todo estaba claro. No había dejado olvidadas las gafas, sino que Helga las había cogido de su bolso con el fin de tener un pretexto para venir a nuestra casa. Pero había aún un par de detalles que no cuadraban.—¿Sabían Helga o Germán dónde vivimos? —le pregunté.—No —respondió pensativa. Luego me miró de frente—. No se lo he dicho nunca; en ambas ocasiones estaba decidida a no volver a verles, y quería mantener mi anonimato.—¿Y estaba Helga enterada de lo de tu viaje a Barcelona?Vero lo pensó unos instantes.—No, que yo sepa, aunque… espera: si cogió las gafas de mi bolso, pudo mirar la dirección en mi documento de identidad. ¡Joder! Y llevaba en él también los billetes de avión. La muy… zorra, vio la ocasión de echarte un polvo cuando yo estuviera fuera, y la aprovechó. Igual no debería decírtelo, pero le mostré unas fotografías tuyas, y dejó muy claro que le gustabas.«Estamos hablando de una nueva infidelidad de ambos como si fuera la cosa más natural del mundo» —pensé—. Pero había algo aún que quedaba por aclarar:—Oye, lo del sexo con otra mujer es nuevo. ¿O no?Vero bajó la vista y enrojeció ligeramente.—Nunca antes lo había hecho, no sé qué me pasó. Fueron las circunstancias, el ambiente, no sé. Aunque tú ya sabes por experiencia propia que Helga es sexo en estado puro, la mujer más sensual que he conocido.—¿Lo disfrutaste? —pregunté.Me miró a los ojos. Seguía ligeramente ruborizada, pero decidida a decir la ...
    ... verdad.—¿Te sentirías mejor si te dijera que no, que me vi obligada en cierta forma, que estaba avergonzada, y que no lo pasé nada bien? Lo siento, pero la verdad es que eso no sería cierto: perdí la cuenta de los orgasmos que me provocaron entre ambos. ¿Y tú? —preguntó a su vez.—Como ya te he contado, la deseé desde que le puse la vista encima —respondí—. Ella me facilitó mucho las cosas, dejando claro desde el primer momento que estaba decidida a follar, pero no te puedo asegurar que, de no haberlo hecho, no hubiera terminado por proponerle echar un polvo. Y tienes razón, esa mujer es muy ardiente, y…Vero dio voz a mis pensamientos de hacía unos instantes:—¿Te das cuenta de que estamos hablando de esto como si se tratara de algo normal, como si follar con otros no fuera nada del otro mundo?—Verás, en la ocasión anterior, después de decidir que te quiero demasiado como para permitir que “aquello” rompiera nuestra relación, me asaltó un pensamiento, muy al final, después de que hiciéramos el amor: pensé que ambos habíamos roto un tabú, y que si se presentaba de nuevo la ocasión, no opondríamos la misma resistencia a dejarnos llevar. Dicho en otras palabras, que ya no podíamos ninguno garantizar que, si se daban las circunstancias apropiadas, no volveríamos a hacerlo.—Lo que me importa es saber cómo te sientes… —musitó Vero con los ojos empañados.—Voy a imitar tus palabras de antes: debería sentirme engañado, ofendido, no sé, y esto a pesar de que tú no has hecho nada distinto de lo ...
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