Gitanita de fuego, con todo el fuego del despertar sexual
Fecha: 13/02/2020,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... aunque sin saber que nos tenía deparado el destino.
Una tarde… se dieron las condiciones, casi ideales, Zeyda venía en busca de mi hermana, pero… nadie más que yo estaba en casa. Era el momento y la hora en que se revelan los sentimientos, no hizo falta hablar nada, la llevé al lavadero y nos matamos a besos, pero a ella no le alcanzaba con solo besos, quería más, entonces me llené la boca con sus pezones gruesos y duritos, las manos de nalgotas de palpitante carne.
Decía que nunca, nunca, se había dejado tocar, ahora era lo único que su cuerpo quería, se sentía arder por dentro, un hormigueo que la hacía estremecer y vibrar entre mis manos.
—Luis, por favor no sé qué me pasa, siento como mil hormigas entre las piernas, no sé qué me está pasando, dímelo tu: ¿qué me pasa?
Su ingenuidad se topa con mi pobre experiencia, hasta ese momento solo había tenido sexo con las putitas del barrio, pero así de este modo y con una inexperta era la primera vez, tampoco sabía muy bien cómo actuar. Fue la calentura de ambos la que escribió el guión de las acciones, nos abrazamos y rodamos por el piso, comiéndonos a besos, metiéndole mano por todos sus rincones.
Engolosinado con sus tetas y los dedos empapados en la profusa y abundante humedad de su rajita virgen. Jadea como pez fuera del agua, supongo que debió haber tenido un orgasmo, no comprendía que le está pasando, boca abierta, un hilo de baba por la comisura labial, plena de calentura, quería que se la metiera cuanto ...
... antes. Vociferaba dentro de las prevenciones para no ser escuchados.
—Dale, dale, ¡me dejo!
—Pero… eres virgen
—¿Y qué? no aguanto más, desde que te palpé – ahí mismo metió la mano para agarrarlo.
—Pero… ¿las mujeres gitanas no deben llegar virgen?
—¿Y.…? - Sigue agarrada al miembro, farfulla palabras que me cuesta entender, trata de convencerme a como dé lugar, está persuadida que es ¡ahora o nunca!
Es un hueso duro de roer, no se deja convencer de que no es conveniente, que me puede meter en problemas, pero nada la convence. Sabe que tengo ganas y muchas, pero que no me animo por las consecuencias, insiste y persiste de mil formas.
—Soy joven pero no soy tonta, sé que es lo que necesita una mujer, yo soy señorita, estoy decidida, tan caliente como para que me desvirgues ahora mismo. Tranquilo nadie sabrá de esto, nadie sabrá que me hiciste mujer. Mira… simular la virginidad no es tan problemático a una prima mía se lo solucionaron fácilmente. ¿Sabes cómo?
—¡No, cuenta!
—Pues en secreto, obviamente, la tía le enseñó un viejo truco de familia. Le indicó ponerse en la conchita una piedra de alumbre para que haga el efecto momentáneo de estrechar la entrada y luego para fingir la rotura del himen le dio una pequeña ampolla conteniendo sangre de paloma que en algún momento rompería sobre la bombacha para que se quedara ensangrentada, simulando la hemorragia del himen en la noche de bodas, y todo el mundo en paz.
Algo más tranquilo por la forma adulta ...