Gitanita de fuego, con todo el fuego del despertar sexual
Fecha: 13/02/2020,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... con ella, la transportan a la estratósfera, los ojos mirando la nada, la boca es una mueca, toda ella está convulsionada. El orgasmo devino en éxtasis y éste se derramó en una sensación tan inesperada como mágica. Volvió del paraíso para continuar el asunto que teníamosentre manos, bueno entre las piernas, ¡ja!
—¿No te duele tenerla tan dura? —Palpa la notoria dureza, no la puede rodear con la mano, necesita de las dos.
—Sí... ¿Te le animas?
—¿Paja? —Comenzó a sacudirla sin esperar respuesta.
Más decisión que práctica, a dos manos para no cansarse, descubría el glande en cada movida. Le llevé la cabeza para que llevara la boca y le pedí besarla, accede, entonces es el momento, le urgía que la llevara dentro de su boca, luego otra vez más hasta que obedece mansa y sumisa. Me mira a los ojos y tímidamente comienza a mamar, sin técnica, pero con toda la pasión de su calentura.
Entraba y salía de su boca caliente y jugosa, los testículos piden liberarse de la carga de esperma. Será su boca, directo a la garganta, algo atorada, un amague de arcada, luego tragó todo el contenido de la mamadera sin reproches. La emoción de su primera mamada la desconcierta. Termino de tragar. La besé con un beso de lengua que le encendió el deseo, pero decidí que eran bastantes emociones para ese día. Por otra parte, si la iba a hacer mía sería bueno esperar el momento oportuno, nuevamente las enseñanzas de doña Simona me servían, le indiqué que volveríamos a intentarlo luego de dos ...
... días de terminada su regla, pues así podíamos hacerlo completo y venirme dentro de ella sin consecuencias. Acordamos hacerlo cuando el tiempo jugara a nuestro favor.
Llegó el día señalado, un faltazo al cole, la llevé a la casa de mi abuela, que estaba fuera por un par de días y yo debía ir para recoger la correspondencia y ver si todo estaba bien. La timidez se derrite al calor de los besos, Zeyda me besó la verga, ícono de deseo e imán de sus sentidos.
Nos desnudamos, un poco de pudor y mucho de audacia. Me esperó acostada, la pendeja promete todo, abierta de piernas, la mata de vello enrulado es un oasis para este hombre sediento que abreva en su mar de deseo, descorre el cortinado y recorre el terciopelo que cubre su virginidad. Lamí la rajita, enloquecí al clítoris, volví a lamer toda la entrada, de abajo arriba sin olvidar la cereza del postre.
Está ansiosa por sentirme en ella, pero al mismo tiempo siente ese temor a lo desconocido, pero puede más el ansía de ver como es ser mujer. Con dedos y lengua avivé la brasa interior hasta que el volcán llegará a su máxima tensión y rogó:
—Por favor, ¡Dame! ¡Dame! —Voz entrecortada por el deseo, hasta quería ayudar a ponerme el condón.
Suave apoyé la cabezota en la entrada, movida a lo largo de la raja,pintando a brocha gorda, haciendo el camino sin retorno, la apoyé justo en el centro, el glande topó con la valla de la virgen. Las piernas flexionadas, las rodillas casi en mis axilas, la tengo asida de las caderas, ...