La quinceañera y el profesor "Sargento"
Fecha: 18/02/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... en mi clítoris. Estoy acostada boca abajo, me abro las piernas, la sensación sigue ahí, no se me ocurre tocarme pero si terminé bien húmeda hasta que logré quedarme profundamente dormida. Casi todos los días iba a visitarlo y me invitaba postres y tazas de café, comíamos siempre los chocolates y al llegar a casa seguía soñando y teniendo fantasías eróticas con su fuerte personalidad, pero en la escuela, su humor era el mismo como lo conocí el primer año; rudo y hostil, pero en secreto, con sus allegados incluida yo, era otra persona. Era mi gran secreto mi atracción por el profe, que cuando estaba cerca de él en la escuela, trataba de disimular siempre, al mismo tiempo que sentía grandes nervios y mucha ilusión al verlo. Un sábado, discutí con mi padre y me cacheteó, que salí corriendo de la casa y se me ocurrió ir a la casa del profe, toqué desesperada y me recibe con una sonrisa, pero al ver mis lágrimas, me pregunta que tengo y me invita a pasar. Trata de calmarme abrazándome como de costumbre y muy tiernamente me pide que no llore, seca mis lágrimas con un pañuelo que él tiene y que conserva su afrodisíaco aroma de su perfume. Nos sentamos en su sofá y le conté lo que me había pasado, me escuchó y me abrazó más fuerte, a tal grado que cuando lo abracé, sentí como la excitación crecía dentro de mí, deseando con todas mis fuerzas que me besara y recorriera mi cuerpo con sus fuertes manos. No sé por cuánto tiempo estuvimos abrazados, cuando de repente, mi profe querido me ...
... agarra de la mano y me la aprieta, y me da un beso cerca de mi boca. Profe Sargento: -Con este beso te sentirás mucho mejor mi muchachita. Yo lo miré fijamente a los ojos, de repente sentí muchos deseos de darle un beso, pero me detuve. Dieron las 10 pm y se ofreció a llevarme a mi casa, argumentando que era una niña muy bonita y que alguien podría robarme. Llegando a mi casa, me dirijo a mi cuarto, me baño y me acuesto en la cama, y esa sensación de excitación la vuelvo a sentir otra vez, y cada vez mucho más fuerte. No hallo como calmarme, me vuelvo loca y no lo tenía a mi lado. Hasta el día de mi cumpleaños. El profe me pidió ese día que fuera a su casa, de hecho, planeaba también dejarle la invitación de la fiesta de mis XV. Al llegar a su casa, me recibió con una fiesta sorpresa, invitó a unos compañeros con los que más confianza tenía, el profesor Luis de la materia de cívica y al conserje Don Julián con el que teníamos una gran amistad. Comimos espagueti a la boloñesa que él me había preparado y partimos el pastel. Después de celebrar y bailar por un buen rato, los muchachos junto con el profe Luis y don Julián se fueron y el profe sargento y yo nos quedamos completamente solos. Seguimos con la fiesta nada más él y yo, estábamos en su sofá, se sienta junto a mí, me estaba poniendo más nerviosa; pues el profe se había acercado demasiado a mí y empezó a decirme esas dulces palabras que tanto me agradaba oír. Profe Sargento: - Eres mi dulce princesa. ¿Lo sabías? Yo: - Sí… ...