1. El Viejo Intruso


    Fecha: 25/02/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Duncan58, Fuente: SexoSinTabues

    ... contestó Ramón, -capaz y me hubieran partido la madre, además, pues es verdad todo, ¿o no?. - Pueeeees…sí -, admitió ella. Ana y Ramón llegaron a La Herradura mucho antes de mediodía. Se estacionaron frente a la casa del viejo vaquero que cuidaba el rancho, Don Carlos, que desde que ella tuviera memoria, trabajaba para su padre. Carlos había enviudado hacía varios años y vivía solo. Ana le explicó a Carlos el motivo de su visita mientras el asentaba con su cabeza. Posteriormente, le pidió que le trajera a Beco, su caballo favorito. Ana y Ramón caminaron unos 100 metros hacia la pila para mostrar el desperfecto. –Después veremos lo de la casa-, le dijo. Ramón puso la camioneta de cola para bajar el material y su herramienta. Se cercioraron de estar solos, y se trenzaron en un ardiente beso mientras el, como era su costumbre, le metía las manos en las nalgas. Repentinamente, Don Carlos llegó con el caballo rodeando la pila, cosa que les impidió oír, y los sorprendió besándose, notando claramente las manos del albañil metidas en sus nalgas, por debajo del pantalón. . Disimuladamente, Ana y Ramón se separaron, pero el daño ya estaba hecho. El viejo Carlos se percató de que habría algo más que reparaciones esos días. Carlos le entregó las riendas del caballo a Ana y, sonriéndoles, se retiró. Con grácil elegancia, Ana trepó en Beco y se alejó lentamente, galopando velozmente unos metros más adelante. Ramón, recordando la urgencia de terminar los trabajos en un máximo de dos días, ...
    ... se puso a trabajar de inmediato mientras ella paseaba a caballo saboreándose el pene de Ramón, sin darle mucha importancia al incidente con Don Carlos. Transcurrió menos de una hora cuando escuchó el lento trote del caballo que regresaba. - ¡Hola guapo! -, grito la bella señora montada en su corcel. Ramón la volteó a ver. Dejó lo que estaba haciendo y se sentó, recargado en la pila de piedra y encendió un cigarro. Ana bajo del caballo y lo ató en un árbol próximo a la pila. El solo la miraba, cansado y sudado mientras disfrutaba de su cigarro. Ella comenzó a caminar hacia él, aflojando su cinturón y bajándose sus jeans, con provocativos movimientos. Desbotonó su blusa. No llevaba brassiere. Ramón la miraba y quiso incorporarse para recibirla, pero ella lo detuvo, le dio la espalda, y bajó sus pantalones y calzón, y arrimó su hermosa grupa al alcance de la boca del albañil. Con un brusco movimiento, Ana atrapó la cabeza de Ramón entre la piedra de la pila y sus nalgas. - ¡Culéame con la lengua!, le ordenó, al tiempo que con sus manos le abrió las nalgas para mostrarle su rojizo culo. Ramón empezó a besarle las nalgas, pero ella le repitió: ¡que me culees con la lengua, ¿no entiendes? El albañil obedeció de inmediato. Con firme empuje de su lengua, empezó a introducirá y sacarla rápidamente del culo de Ana, mientras ella gemía…. - ¡Ay, ay. así, así! ¿te gusta mi culo sudado con olor a caballo?, preguntaba. - Ramón no podía hablar. El firme empuje de sus nalgas contra su cara ...
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