Los crímenes de Laura: Capítulo decimoctavo
Fecha: 28/02/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Silvade, Fuente: CuentoRelatos
... en cada una de las intersecciones. Alonso intentaba recordar el camino para poder encontrar al guarda de seguridad si conseguía escapar, pero Hugo parecía tener cubierta esa posibilidad, pues no seguía un rumbo determinado, sino que iba variando la dirección de su marcha de forma aparentemente caótica. Tal vez ni siquiera él mismo supiera dónde iba, o simplemente su objetivo final fuera conseguir que se perdiera.
El cementerio ocupaba una extensión considerable, pues había sido ampliado en numerosas ocasiones, y las filas de nichos se extendían hasta donde alcanzaba la vista formando una ciudad en miniatura de silenciosos apartamentos. Mientras caminaron entre las tumbas, pocas fueron las personas con las que se cruzaron, ya que no era un horario de visita demasiado habitual. En un par de ocasiones Alonso estuvo tentado de pedir socorro, pero sabía demasiado bien que las consecuencias de tal acción serían, cuanto menos, impredecibles.
-Hemos llegado –dijo Hugo deteniéndose en una pequeña plaza rodeada por altos sepulcros de piedra y mármol.
En el centro de la plaza habían dispuestos cuatro bancos de madera, encarados hacia cada uno de los puntos cardinales, y entre ellos había plantados unos árboles frutales que proporcionaban una agradable sombra. Hugo se sentó en uno de ellos y se quedó con la mirada fija en la pared de losas que tenía enfrente.
-Ponga aquí al señor Perea, si quiere, y siéntese conmigo.
El juez situó al anciano en el lugar indicado y se ...
... sentó junto a su captor. Ambos permanecieron en silencio lo que pareció una eternidad. Alonso contemplaba los nichos, intentando encontrar la clave de aquella extraña visita al cementerio. No entendía por qué Hugo los había llevado allí. Si quería acabar con sus vidas había un centenar de lugares más tranquilos, apartados y solitarios para hacerlo. Por lo menos, pensó, si nos mata, ya estaremos aquí. Y se sonrió de su estúpida ocurrencia.
-¿Hay algo que le parezca gracioso?
-Me parece irónico morir en un cementerio.
-Ciertamente, no había pensado en ello.
-Entonces… ¿qué hacemos aquí? ¿Por qué nos has traído a este lugar, si no es para matarnos?
-Oh, sí, les he traído para acabar con sus vidas. Pero no busco la ironía, sólo la justicia.
-Esto no es justicia, es venganza.
-También –sentenció Hugo, y permanecieron en silencio durante otro buen rato-. No sabe por qué está aquí, ¿verdad?
-Imagino que por haber encubierto la muerte de tu madre… Tienes derecho a estar furioso, no debimos participar en ello. Si sirve de algo… Lo siento.
-No, no sirve de nada. Y tampoco lo siente. Tan sólo está intentando pelear por su vida. Ella no lo hizo, ¿sabe? No peleó, no luchó, no intentó salvarse. Simplemente se quedó quieta, esperando la muerte. ¿Sería capaz de hacer lo mismo?
-No lo sé…
-Supongo que es algo que podemos averiguar. De todas formas sigue sin comprender por qué estamos aquí, en este preciso lugar. Le veo desconcertado, y he de admitir que me ...