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Noche de pasión en Lisboa (III): Sacando de apuros a Amália
Fecha: 07/03/2020, Categorías: Gays Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos
... tiempo de lo que esperaba, así que a las 08:15 estoy delante de la puerta del restaurante, aparco y entro a preguntar por la tal Pauliha. La avisan y cuando sale veo que es una muchacha de unos veinte años, agraciada y vestida con una falda negra de tubo a la altura de la rodilla y una blusa blanca de manga corta, con puños, calzada con unos zapatos negros bajos. Supongo que es el uniforme de trabajo. Ella me pregunta si soy “Dom Alfredo”, al contestarle afirmativamente me dice que ella es Paula y que cuando quiera podemos ponernos en marcha, y que la finca está a 10 minutos en coche de donde nos encontramos. Al salir, ve el MG aparcado en la puerta y con la vista y dada mi indumentaria busca otro automóvil, pero es el único que hay aparcado en la calle y me pregunta: —¿Este é o seu carro? (¿este es su coche?) —Si, ¿por qué? —Qué lindo, eu gosto muito dele (que lindo, me encanta) Yo me dirijo al lado izquierdo para abrirle la puerta y permitirle subir al coche y ella, creyendo que el lado derecho es el del acompañante, intenta abrir la puerta y se encuentra que en este coche todo está al revés. Con la capota puesta no ha reparado que ese es el lado del conductor ya que es un coche inglés para Gran Bretaña y además el tirador de la puerta no está hacia atrás porque la puerta abre al contrario de lo normal. Nos reimos y viene hacia mí, le abro la puerta y le doy una mano para que pueda acceder con comodidad. Nos vamos y mientras me va mostrando el camino me ...
... va preguntando lo típico que se le pregunta a un extranjero: si me gusta Portugal… si es la primera vez que estoy en Cova de Iria… si he visitado el Santuario de Fátima…, yo le contesto que sí que me gusta Portugal, que no es la primera vez y que aparte de Fátima, he visitado otros monumentos, mientras me voy regodeando al pensar en el apuro que va a pasar para salir del coche. Este coche es una trampa para las mujeres con falda corta. Entrar es relativamente fácil, pero es tan bajito que para salir, una mujer se ve en apuros para no enseñar nada. Llegamos a la finca y la muchacha me indica donde debo dejar aparcado el coche. Aparco y antes de que pueda ayudarla, ella ya ha abierto la puerta intentando bajarse, pero la falda no le deja abrir las piernas lo suficiente, así que, con el desparpajo que da la juventud, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, se remanga la falda hasta límites peligrosos y se baja del coche como puede, no he tenido tiempo de ayudarla. De pie, al lado de la puerta, se recompone la falda y mirándome con una sonrisa pícara, me dice: —você não viu nada, pos não? (Vd. no vió nada, verdad?) —No, tranquila, no he visto nada – pero porque no hice ademán de ver, pienso yo. Me acompaña al edificio principal de la quinta, que es una casona de campo que tiene grabado en la clave del arco de la entrada anno 1.754. Entramos a una estancia que hace de distribuidor y me pide que espere un momento, que ahora avisa a la señora. Al cabo de un momento veo ...