1. Noche de pasión en Lisboa (III): Sacando de apuros a Amália


    Fecha: 07/03/2020, Categorías: Gays Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... bajar por la escalera a Amália. Viene cubierta con una bata de raso blanco casi hasta los pies, con una especie de turbante de toalla en la cabeza y por el movimiento del pecho, deduzco que debajo está desnuda.
    
    —Gracias Alfredo por sacarme de este compromiso. Me alegra mucho que hayas podido venir.
    
    —Sabes que el placer es mío.
    
    —En cuestión de placer, déjalo de mi cuenta, que sabré recompensarte el sacrificio.
    
    —Por cierto, acabo de llegar y no he tomado todavía habitación ¿podrías llamar a algún hotel del pueblo y que me reserven una para esta noche?
    
    —De ninguna manera, te alojarás en la casa, con nosotros, faltaría más. ¿Dónde tienes el equipaje?
    
    —En el coche. ¿Lo traigo, entonces?
    
    —Pues claro que sí, no voy a consentir que tengas que ir a dormir a un hotel.
    
    Voy a por la maleta y Amália me precede por la escalera y los pasillos de la casona, hasta que llegamos a una habitación y entrando me dice:
    
    —Este es tu cuarto, puedes poner la ropa en este cuerpo del armario.
    
    —Pero… Amália, aquí veo ropa tuya.
    
    —Claro, también es mi habitación. No seas niño, que ya somos mayorcitos. Esta es nuestra habitación, este es nuestro baño, este es nuestro armario y esta es nuestra cama, ¿lo entiendes, o te hago un croquis?, me dice recalcando el posesivo.
    
    —No, no, está claro como el agua. Por cierto, no tendrás por casualidad un espejo de maquillaje de aumento, lo necesito para afeitarme.
    
    —Si quieres, te puedo afeitar yo. He afeitado a mi abuelo muchas ...
    ... veces cuando el pobre ya no podía hacerlo bien él solo.
    
    —¿Con navaja?, porque es lo que he traído ya que es lo que uso.
    
    —Pues claro, pero si no te fías, puedo hacerlo con una maquinilla desechable, pero no preguntes que he afeitado antes con ella.
    
    —Bueno, me ducho y me afeitas tú entonces. Por favor, a ver si me pueden dar un toque de plancha en la camisa y el pantalón del traje, que vienen doblados en la maleta.
    
    —Dúchate, que Paulinha te repasará el vestuario. Por cierto ¿Has llegado vivo con ella en el coche? Jajaja.
    
    Entro al baño y me doy una ducha que me sienta de maravilla tras el viaje. Me seco y cuando voy a buscar los trebejos de afeitar me cruzo con Amália en la puerta, que entra al baño a coger agua en una taza para preparar la espuma, mientras me dice que me siente en una butaca baja que hay a los pies de la cama y eche la cabeza hacia atrás.
    
    Desnudo, tal como estoy, me siento como me dice y me encuentro tan a gusto que cierro los ojos mientras noto que me pone una toalla doblada sobre el hombro izquierdo y empieza a repartirme la espuma por la cara con la brocha. Cuando tengo la cara bien enjabonada entreabro los ojos para ver con que me afeitará al final y observo que ha tomado mi navaja y la pasa plana por la palma de su mano izquierda, asentando el filo. Vuelvo a cerrar los ojos y noto como la navaja se desliza por mis mejillas afeitándome, cuando llega a la zona del cuello, como le quedo demasiado bajo, Amália se abre la parte inferior de la bata ...
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