Mis cuentos inmorales. (Entrega 37)
Fecha: 09/03/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Febarsal, Fuente: CuentoRelatos
... gritaba:
¡Animal!
Como intuía que el problema que se generaba en mi vientre era un obstáculo muy serio para la buena marcha de mi matrimonio, consulté a mi doctora de cabecera. Me dio unas pastillas, pero el efecto que me producía era tal dolor de tripas y una cagalera, que al ser el remedio peor que la enfermedad dejé de tomarlas. Por lo que el problema persiste, y lo peor: acentuado por la edad. Mis pedos son cada vez más odoríferos.
No se rían por favor, que mi problema es muy grave. Amo a mi mujer por encima de todas las cosas, hasta el punto que he renunciado a dormir en la habitación de matrimonio, con el fin de no inundarla de las "fragancias de mi ojete". Y no dormir con la mujer que amas, abrazarla, besarla y echar esos "polvazos" que solíamos echar, es un tormento que se me hace cada día más insoportable.
Estoy atravesando una terrible crisis matrimonial por culpa de mis pedos.
¡Qué quieren que yo le haga! Si no los puedo evitar.
Mi pregunta es la siguiente: ¿Debe estar el amor supeditado a los pedos de los cónyuges?
Las ejecutivas
Marta del Río, la hija de mi vecino acaba de terminar la carrera de económicas y quiere trabajar en el departamento de marketing y ventas de una multinacional, ya que le encantan las relaciones humanas, y en esta profesión sin duda las relaciones con muy diversos tipos de personas, es consustancial a la misma.
Conocedora de que he ejercido la profesión de ventas durante toda mi vida laboral en muy diversas ...
... multinacionales, quiso que le diera unos consejos sobre ese mundillo, ya que su experiencia es prácticamente nula. Me comentó, que en la empresa que seguramente desarrollaría su labor, el equipo de ventas lo componen en su inmensa mayoría hombres.
Cuando en la relación laborar hombre-mujer, ésta ha de ejercer el mando sobre aquel, todavía no está asumido socialmente por el hombre. Ser jefe, hombre o mujer, requiere poseer una serie de condiciones que le habiliten para el mismo, condiciones que nada tiene que ver con el sexo, pero si mucho con la formación profesional y el carácter de la persona.
Sin embargo, la mujer tiene un hándicap que ha de superar: que sus subordinados le vean como jefe, nunca como mujer. Este sin duda es uno de los escollos más complicados de salvar.
Marta me escuchaba con mucha atención y asentía. Me preguntó:
-¿Eso significa que he de perder mi femineidad?
-No mujer. No quiero decir que dejes de ser femenina, quiero decir que tus subordinados tienen que llegar a aceptar que son dirigidos por una mujer, y para conseguirlo no valen las mal llamadas “armas de mujer”; tienen que aceptarte como la persona que les conduce al éxito en la labor encomendada al equipo, mantener la disciplina y armonía en el grupo, solucionar de una forma equitativa los problemas individuales, formarles día a día, controlar y supervisar la labor de cada uno, y adoptar las medidas disciplinarias cuando sean precisas; y todo ello con la anuencia de la empresa.
Marta ...