1. 49.2 Un nido para amarnos


    Fecha: 11/03/2020, Categorías: Incesto Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... Samy cerca de mí.
    
    -Hoy hace un buen día para pasear. –le miré fijándome más en él, le había calificado de intelectual y estirado en un principio y comenzaba a darme cuenta de que me había equivocado ligeramente, era su innata elegancia y posturas corporales lo que desoriento mi inicial estimación.
    
    Ahora veía en él un aire de exquisita distinción, con su piel blanca como si fuera porcelana, un poco sombreada en algunas partes por su barba, cuando llegué a su mano derecha que sostenía la taza, observé la alianza de casado en su dedo anular, todo él perfecto con su otra mano dentro del bolsillo de su pantalón y cierto aire soñador, parecía un poeta en lugar de un ingeniero. Debía de haber equivocado su profesión.
    
    -Seguramente podrías acompañar a tu esposa en sus compras y disfrutar la mañana más que aquí, encerrado entre cuatro paredes. –vio como miraba su alianza y él también la miró, un rictus de amarga tristeza cubrió su rostro un segundo y volvió a su peculiar tranquilidad en un instante.
    
    -Sí, ¿verdad?, sería muy hermoso. –fue milagroso el poder escuchar su apagada voz.
    
    Habíamos vuelto a la mesa donde trabajábamos con Renan y vibró mi teléfono en el bolsillo, volví a levantarme para atender la llamada de Gonzalo.
    
    - Dani, amor tengo que hablar contigo, mira a ver si puedes salir un poco antes de la hora de la comida, te esperaré en la planta baja. –le pedí permiso a Renan y el resto del tiempo lo pasé preocupado, no me había dado explicación alguna sobre ...
    ... su urgencia.
    
    Estaba en la calle paseando despreocupado y tranquilo, diferente a su estado cuando me habló por el móvil y fumando un cigarrillo, cuando le vi pensé que no era él, no recordaba haberle visto fumar nunca pero era evidente que lo hacía, lo estaba viendo y no era una alucinación.
    
    Vino hacia mí y me besó, olía a tabaco rubio y no me desagradó el olor de su aliento.
    
    -Gonzalo, ¿qué haces fumando? -miró sorprendido el pitillo que tenía en su mano derecha y buscó con la mirada la jardinera con arena colocada en la entrada, varias colillas apagadas aparecían entre ella y allí la apagó.
    
    -No lo sé, al salir me lo ofreció una persona y lo cogí sin más. –parecía confundido y un poco humillado.
    
    -Pero amor, si tú no fumas, creo que nunca te he visto hacerlo, pero tampoco me disgusta tanto. –no quería que se preocupara por una tontería.
    
    -Alguna vez lo hago, casi nunca y además no llevo tabaco conmigo, pero en este caso, no lo sé Daniel, sé que a ti no te gusta. –sujetó mi mano con ternura y caminamos hacía el edificio del restaurante.
    
    -Puedes hacerlo si te place, y si es en tan contadas ocasiones no lo veo peligroso, me gusta como hueles, el olor no está mal si es ligero, y no vas a dejar tus costumbres porque a mí me guste o no lo que haces. –cuando llegamos ante el edificio se dirige a la entrada de los apartamentos en lugar de al restaurante, retengo mi caminar y tira de mi mano.
    
    -Glenn va a venir a buscarme para llevarme al aeropuerto y marcharé a ...
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