1. Como perdí la verguenza a mis compañeros


    Fecha: 23/09/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Siempre me había sentido confundido y algo tímido en relación a mi sexualidad y por ello al entrar a los vestuarios del nuevo colegio para prepararnos para la clase de gimnasia sentía mi corazón latir aceleradamente.
    
    Era el único estudiante nuevo en un curso de mas de 50 muchachos, y me había imaginado ya el día anterior como sería ver a muchos de ellos desprenderse de sus uniformes y prepararse para la clase.
    
    Me habían dicho que nuestro instructor de educación física era un antiguo militar retirado bastante estricto, algo entrado en años, y que todavía gozaba de un gran estado físico y de un tremendo bozarron.
    
    Al entrar al camarín me puse las ropas de gimnasia rápidamente y los shorts encima de una diminuta tanga con la que había estado fantaseando la noche pasada.
    
    Luego mientras pretendía atarme los cordones de las zapatillas miraba de reojo a los muchachos cambiándose en el banco contrario, tratando de encontrar a los dos o tres que me habían llamado la atención el día anterior.
    
    Mis ojos se cruzaron entonces con uno de ellos que al verme se dirigió hacia mi mientras se ponía la camiseta para indicarme que el camarín estaba todavía en renovación, y que al término de la clase para no hacer esperar al grupo siguiente, había un acuerdo que sólo los compañeros que vivían lejos usarían las dos duchas disponibles y el resto debían cambiarse y lavarse en sus propias casas.
    
    Al oír esto me sentí muy aliviado ya que a pesar de sentirme atraído físicamente ...
    ... hacia otros muchachos, me causaba pavor la idea de desnudarme y ducharme en frente de ellos.
    
    Poco sabia entonces lo que me esperaba durante la siguiente hora de practica.
    
    El gimnasio se encontraba en un sótano amplio y cerrado con piso de madera, y con una corrida de ventanales en la parte superior que daban al pasillo contiguo a la cafetería.
    
    Al entrar el "Almirante" como mucho de los muchachos le decían al Sr.
    
    Thomas se produjo de inmediato un absoluto silencio y los 50 muchachos, entre ellos yo, nos alineamos delante de las barras, todos con el cuerpo tenso y en posición firme.
    
    Procedió entonces a pasar lista.
    
    Al oír sus nombres los muchachos daban un paso al frente diciendo en voz alta "aquí" y retrocedían a su respectivos lugares.
    
    Al llegar a mi nombre se detuvo por un momento para decir "tenemos nuevo soldado que se une al regimiento" y continuó hasta concluir con los nombres.
    
    La primera serie de ejercicios consistía en correr en círculos alrededor de los bordes del gimnasio conservando la misma línea inicial de formación.
    
    Estabamos haciendo la tercera vuelta cuando dio orden de detener el trote y note que avanzaba hacia nosotros con su severa mirada puesta en mi.
    
    Supuse que era por la novedad de ser yo el único
    
    alumno que no había estado con él el año anterior pero inmediatamente se dirigió a mi preguntándome porque al correr lo hacia con los pies tan abiertos, sobre todo el izquierdo, y si era pie plano lo que me hacia correr así como ...
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