1. Como perdí la verguenza a mis compañeros


    Fecha: 23/09/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... atención la naturalidad con que me decía todo esto, mostrando absoluta indiferencia a mi humillante exposición física, y mas bien considerándome en ese momento un caballo de carrera.
    
    Después de una extenuante carrera en la que tres veces dimos vuelta al gimnasio corriendo desnudo sobre mis manos y sostenido por los pies, salimos segundos.
    
    Me sentía extenuado y el sudor me corría libremente por todo el cuerpo cuando el Sr.
    
    Thomas ordenó para terminar la sesión ejercicios individuales en el potro formando una línea y uno a la vez.
    
    Al ver al muchacho próximo en la fila subirse al caballete y realizar montado en éste, ejercicios de tensión de brazos y piernas, sentí que al llegar mi turno no sería capaz de exponerme de esa forma, sobre todo al ver que en el área de las entrepiernas, la fabrica del short del muchacho apenas resistía la tensión.
    
    Tras imaginarme el espectáculo que yo daría sin nada encima tuve el coraje de acercarme al viejo militar y rogarle que para esta serie de ejercicios me permitiera ponerme los shorts.
    
    Me contestó secamente que no por estar todavía en observación y por ser además absurdo el hacerlo sin los sostenedores reglamentarios.
    
    Me ordenó entonces prepararme ya que yo era el siguiente.
    
    Debía repetir lo mejor posible la serie de ejercicios vistos, en el mismo orden y forma.
    
    Subido en el potro, desnudo y bañado en sudor fui por los siguientes 3 minutos, tiempo que se me hizo eterno, el centro de atención de todo el gimnasio, ...
    ... incluso debiendo varias veces separar las piernas y tocar con los pies ambos extremos del potro En esa posición estaba cuando con un pitido se dio por finalizada la clase.
    
    Al voltearme sin embargo comprobé con horror que todos los muchachos de la clase siguiente estaban ya dentro del recinto y habían también sido audiencia de mis últimos esfuerzos en el potro. Entre ellos dos muchachos vecinos de barrio.
    
    Recuerdo que al llegar a los camarines, lleno de sed y jabonoso en mi propio sudor, me adelante hacia las las regaderas sin cargar siquiera una toalla, pues que me podía importar ya, pero me detuvo un chico sosteniendo una lista de nombres.
    
    Al no ver el mío entre los que vivían distantes del colegio, me dio instrucciones de regresar a los vestidores, diciéndome que aunque lo sentía, me pusiera devuelta el equipo y me duchara en mi propia casa.
    
    Pero al volverme de espalda para dirigirme a los vestidores me dijo " espera ahora te reconozco por ese lunar en los cachetes, no eres tu el payaso que estuvo mostrando su cagado culo al colegio entero.
    
    Te vimos de las ventanas del segundo piso mientras hacíamos la fila para entrar a la cafetería.
    
    Nos daba vergüenza ajena viéndote ejercitar a raja abierta sobre el caballete y exponer así el culo a mas de 100 huevones en el gimnasio y otro tanto desde las ventanas de la cafetería.
    
    Luego mirándome nuevamente me dijo, "esta bien sólo porque apestas y hoy no fue tu día te dejaré usar las regaderas. Puedes usar la segunda ...