1. Como perdí la verguenza a mis compañeros


    Fecha: 23/09/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... manera natural y relajada.
    
    Al hacerlo pude ver como toda la clase bajaba sonriendo la vista para dirigirla directamente al área de mi sexo.
    
    Oí al profesor decir entonces que yo estaba bien desarrollado para mis 16 años y que no había motivo para sentir vergüenza.
    
    Esta tortura de caminar sin nada encima acercándome y alejándome del grupo continuó por algunos minutos, con nuevas instrucciones de hacerlo esta vez mas erguido, con los hombros hacia atrás y la mirada en el frente.
    
    Finalmente al oír el silbido del pito para hacer nueva formación supuse que el momento mas humillante y vergonzoso de mi vida había pasado y me dirigí hacia mis ropas, pero de inmediato hubo un segundo silbido, y luego oí al Sr.
    
    Thomas decir, mientras sostenía con un solo dedo la tanga roja, que no necesitaría ponérmela de regreso como tampoco el resto de mi equipo ya que estaba todavía en observación.
    
    Por el resto de la clase, agregó, debía continuar como estaba, al estilo griego.
    
    Para mi asombro me indicó entonces unirme al grupo para hacer flexiones en el suelo.
    
    Ya de boca y con las piernas juntas y extendidas observe que el muchacho de pelo rubio-castaño que tanto me había hipnotizado el día anterior, estaba en la fila dispuesta detrás mío.
    
    Comprendía que incluso sin desearlo, él y toda la fila tendrían una visión total de la parte posterior de mi anatomía.
    
    De nada me sirvió juntar al máximo las piernas, porque para mi horror hubo que hacer otras 10 lagartijas, esta ...
    ... vez con ordenes de mantener las piernas bien separadas y extendidas.
    
    Mientras las hacia lleno de vergüenza y tocando a cada bajada la madera con mi órgano y sacos, oí atrás a alguien refiriéndose a mi decir por debajo que era una pena que con la partidura toda abierta no fuera una hembra para brincársela.
    
    No se si el Sr.
    
    Thomas lo escuchó y se hizo el desentendido pero al terminar nos dio orden de ponernos de pie y hacer un semicírculo.
    
    Debíamos con un salto abrir brazos y piernas, y cerrarlas a su orden dejando caer los brazos en los lados al juntar.
    
    Para mi martirio al encontrarme desnudo mi órgano sin soporte y suelto seguía los movimientos de cada salto, bajando y subiendo rítmicamente.
    
    Esto causaba que mucho de los muchachos no pudieran contener la risa.
    
    El viejo mostrando una leve sonrisa dijo entonces que me sirviera de lección por venir con tangas y no querer usar los sostenedores reglamentarios.
    
    Me indicó que terminara esta serie de ejercicios sosteniéndolos como pudiera, lo que tuve que hacer con mis propias manos.
    
    Alguien entonces sugirió hacer la llamada "carrera de carretilla" y me encontré así sostenido por los tobillos por otro de los muchachos, alto y rubio, que tanto me habían agradado el día anterior.
    
    Al tomarme bruscamente por los pies me dijo "estas todo pegajoso, a ver si no se me resbalan tus tobillos al correr" y luego agregó "no aprietes tanto el culo y abre mas las piernas que quiero ganar esta carrera".
    
    Me llamaba la ...