Ebanista y pintor (de brocha gorda)
Fecha: 23/03/2020,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... extremo de la sala: Gisela se dirige desde la cocina hasta el jardín y Gerardo se oculta en las sombras de la sala. Ella solo lleva dos piezas, sus zapatos de tacón y su fino vestido. Cuando está a punto de salir por la puerta del jardín un gigante la detiene agarrándola por el brazo.
- Gisela, ¿verdad?
- Hola Gadou - Fue el saludo más sugerente que los labios de Gisela podían emitir.
Gerardo les observaba a distancia.
- No quiero avergonzarte, solo dime si estás bien. - Preguntó Gisela
- Claro, ¿y tu? ¿Te has avergonzado?
- A estas alturas… no.
- Yo tampoco: me acepto tal como soy
- De acuerdo ¿vamos a verles dibujar? - Sugirió Gisela
Gadou permaneció quieto agarrando el brazo de Gisela y mirándola a los ojos. Gisela se mantuvo con la mirada fija al jardín y, tras un minuto, posó una mano sobre el pectoral de Gadou. Era una señal clara que él tenía vía libre para con ella.
Le soltó el brazo para inclinar su cabeza y darse un sonoro beso con lengua. A su separación un puente de saliva les unía. Las manos de Gisela ya estaban bajando a la la altura del paquete del nigeriano y, sin dudarlo, ella agarraba su mástil por encima de la ropa con las dos manos mientras le miraba exultante. Gadou era consciente que iba a desvirgar a Gisela con su pollón y ella era consciente que aquel falo iba a ser su tormento, mejor que cualquier falo que hubiese hecho su marido: ¡él era el padre de todas las pollas que su marido esculpía!
Agarrando el miembro tal ...
... como si fuera una cuerda, Gisela guiaba a Gadou hacia el armario. Gerardo viéndolos venir, y sin otra escapatoria, se metió dentro del mismo armario sentándose dentro de él y mirando al exterior gracias a la fina celosía. Su visión era limitada,más aún si se cuenta con la oscuridad de aquel lado de la sala, pero aún así se podía apreciar todo y él permanecía indetectable.
Gerardo vió como Gisela se acercaba al armario estirando del pollón de Gadou, que ya tenía completamente erecto. Se estremeció al pensar que aquel miembro gigante iba a ser ensartado dentro de su mujer. Justo a un paso del armario Gisela se abalanzó sobre el armario tal como si se hubiese lanzado contra él: su tronco permanecía sobre el armario mientras que sus piernas aún estaban apoyadas en el suelo.
- ¡Ufff! ¿Gadou? ¡Tranquilo! Qué empujón - Exclamó Gisela
Desde la perspectiva de Gerardo se veía la falda de Gisela y sus piernas hacia el suelo. En una fracción de segundo la falda desapareció de su vista quedando al aire desde su pubis hacia abajo.
- ¡Oh! - Exclamó ella.
Tenía el pubis de Gisela a escasos diez centímetros, incluso podía oler su chocho mojado, cuando de repente las manos de Gadou separaban las nalgas de Gisela y su lengua recorría su pubis haciendo un arco. Desde la perspectiva de Gerardo se podía ver como el mentón de Gadou subía y bajaba mientras su lengua lamía toda su raja desde el pelo del pubis hasta el ano.
Gisela sentía una sensación tan húmeda y cálida en su chocho, ...