1. Un amante para Gema


    Fecha: 28/03/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sorpresa, aunque de sobra sabía que antes o después todos intentaban sodomizarla, y Róber no iba a ser una excepción.
    
    ― Córrete en mi coño. Tomo la píldora ―suplicó.
    
    ― El próximo día lo haré, pero ahora quiero saber si tienes un culito juguetón ―le explicó con perversidad.
    
    No entendía porque su culo resultaba tan provocador a los hombres, pero así era. Hubo tres chicos que no tuvieron suerte, pero sí Carlos, el socio de su madre que había sido el primero en metérsela por detrás, y también Jose, su marido.
    
    ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack! ¡Clack!
    
    Aunque no sería la primera vez que se la metían por el culo, le molestó que Róber no le hubiera pedido permiso ni avisado antes de meterle aquel dedo, dando por hecho que podía hacerle lo que quisiera.
    
    ― Eso es demasiado para ser la primera vez que nos acostamos ―se quejó Gema.
    
    Róber dejó de ensartarla y se acercó a su oreja para decirle algo.
    
    ― Eres una mujer casada, y las que se casan prometen entregar su cuerpo a los hombres ―afirmó completamente serio.
    
    Róber no sabía hasta que punto tenía razón, ya que fue precisamente en su noche de bodas, de recién casada la primera vez que un hombre la folló analmente.
    
    El macho poseía a la hembra. En el sexo todo seguía igual que antes de que la civilización llegara al mundo. Sí, Róber era el arrebatador líder de la manada, el apuesto hombre que había vencido en el proceso de selección adquiriendo derecho sobre ella.
    
    Gema no lo había previsto, pero puesto la iban a ...
    ... sodomizar mejor sería hacerlo bien.
    
    ― Un momento ―se disculpó levantándose de improviso. Fue a toda prisa a la cómoda y del fondo del cajón de arriba sacó un frasco de lubricante.
    
    ― Mucho mejor ―reconoció Róber.
    
    A cuatro patas Gema estaba totalmente a merced de su amante. Sin perder ni un segundo Róber, se embadurno con lubricante, haciendo a ella lo mismo.
    
    ― Hazlo ya, vamos ―demandó ella.
    
    ― Déjame entrar preciosa―susurró Róber.
    
    La palabra entrar me sobresaltó, aunque sabía que Gema disfruta a tope por detrás, también sabía que hasta que dilataba le dolía bastante. Pensé que Róber sería paciente con ella. Sin embargo, mis dudas se disipan un segundo después. La expresión de angustia de Gema reveló lo duro que iba a ser para ella. Incluso se mordía su propia mano.
    
    ― ¡Relájate! ―le recriminó.
    
    ― ¡Ayyyy! ¡Para! ¡Para! ―vociferaba mi esposa fuera de sí.
    
    ― ¿Es qué no le das por el culo, cabrón? ―me recriminó Róber.
    
    ― ¡Más despacio! ―sollozó Gema sintiendo como su esfínter iba cediendo dolorosamente.
    
    ― ¡Ayyyyyyyyyyy! ―gritó desconsolada.
    
    ― ¡Vamos, nena, ya casi está! ―la animó mientras seguía empujando.
    
    ― ¡Aaaaaaaaaaaaah!
    
    ― Esto es lo que te gusta, eh Jose. Ver a tu mujer jodida ―debí haber reconocido que lo deseaba muchísimo, pero no dije nada.
    
    No pude articular palabra. Róber la había enculado y ahora la hacía rabiar con sus primeras embestidas. A pesar de todo, Gema aguantó valientemente con el culo en pompa mientras Róber la sodomizaba con ...