1. La fantasía de mi marido


    Fecha: 25/09/2017, Categorías: Anal Autor: Samantha Maggie, Fuente: CuentoRelatos

    ... necesitas algo, nos avisas.
    
    Con el asunto del bebé resuelto, Ramón y yo seguimos disfrutando de la presencia de Rebeca, que apenas reaccionaba al intenso manoseo de mi marido, y no dijo nada hasta que Ramón hizo a un lado su tanguita y le metió un dedo en la vagina. “No, eso no. No, por favor”, dijo la chica, segundos antes de que mi esposo cubriera los carnosos labios de Rebeca con su boca.
    
    Mi marido entonces despojó de su vestido a Rebeca y la sentó en sus piernas. El primer embarazo de nuestra amiga no había dejado ni un rastro en su hermoso cuerpo y su abdomen era tan plano y firme como aquellos días en Mazatlán. Ramón lamía alucinado los rosados pezones de la chica, que forcejeaba un poco, intentando colocarse de nuevo el sujetador.
    
    —Estoy tan ebria —decía ella entre gemidos— No soy una puta.
    
    —Cariño, está bien —le respondí y me levanté yendo hacia ellos para quitarle el pantalón a mi esposo. Su pene estaba duro y conduje una mano de Rebeca hasta él.— ¿Lo quieres, guapa? ¿Quieres esto? —Le pregunté, notando que Rebeca se negaba a tocar el miembro de mi esposo.— Ven aquí, princesa. Vamos a mamárselo a mi marido —le ordené.
    
    Logré poner a Rebeca de rodillas frente a mi esposo y encaminar su boca hasta el enardecido miembro que nos esperaba, en donde nuestras bocas y nuestras lenguas se encontraron. Sentí un irrefrenable impulso de besar a Rebeca cuando sentí sus hermosos labios tan cerca de los míos. Aunque ella no me correspondió el beso, yo comencé a ...
    ... tocarla. Nunca había sentido a otra mujer, pero Rebeca era tan tentadora y tan inocente, que no pude contenerme y comencé a recorrerla por completo, aprovechando para quitarle las braguitas blancas que llevaba esa noche.
    
    Luego de estar hincada en el piso junto a ella, me acomodé en el sofá al lado de Ramón, que en ese momento forzó a Rebeca a recibir su carne en la boca nuevamente. Los hermosos labios de Rebeca se ajustaron alrededor del miembro de Ramón y él la obligó a moverse, tomándola de sus rubios rizos, moviendo su cabeza hacia arriba y hacia abajo. Entonces Ramón comenzó a besarme, supongo que eso lo excitó más, pues al poco rato, sujetó a Rebeca por la nuca e hizo que ella se atragantara con su miembro e intentara zafarse, pero él no se lo permitió, y la obligó a mamar más rápido, haciendo que su rizada melena se moviera con violencia. Era increíblemente sensual ver la hermosa cara de Rebeca con la verga de mi marido entrando en su boca y escucharla gemir despacito mientras intentaba respirar.
    
    Acomodamos a nuestra invitada de rodillas en el sofá y con los brazos recargados en el respaldo, dejando el hermoso culo de Rebeca empinado, totalmente indefenso. Su vulva estaba depilada y se veía hinchada como la de una hembra en celo clamando por recibir a su macho, pero ella seguía oponiéndose a seguir y suplicaba
    
    —No, por favor ¿Qué le voy a decir a mi marido?
    
    Ni aunque me pasara la vida intentándolo, podría imitar los gemidos de Rebeca cuando mi esposo la penetró; ...
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