Follar a mi prima, un placer inesperado
Fecha: 04/04/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Luz Esmeralda, Fuente: CuentoRelatos
... tengo asumida una bisexualidad que en alguna que otra ocasión me ha proporcionado muy buenos ratos. Y ahora tenía a Nuria ahí delante, a una mujer que, aunque sea de la familia, no tiene desperdicio alguno y con ella podría sumar una muesca más.
—No me digas que no te gustaría jugar con Goliat —le dije para romper el hielo, al tiempo que lo sacaba de mí y se lo mostraba.
Ella rio, con ganas, con los ojos vidriosos; no podía creer lo que escuchaba de mis labios.
—¿En serio le has puesto nombre a ese pedazo de… lo que sea?
Mi prima se carcajeaba ahora.
—Yo tampoco sé de que está hecho, Nuria, ni siquiera he leído el prospecto; pero no lo menosprecies porque, aquí donde lo ves, mi amiguito es de lo más suave, servicial y placentero; material de última generación. No recuerdo ahora mismo una verga de carne que me haya servido tan bien. —En ese preciso instante volví a introducirlo en mi coño y me penetré con él varias veces—. ¡Uf, no veas que gustito! ¡No seas mojigata y anímate!, porque te seguro que no te arrepentirás.
No podía creer que estuviese vendiendo el juguete a mi propia prima como si fuera la Octava Maravilla del Mundo, pero algunas veces lo había tenido como tal, sobre todo en el momento álgido del orgasmo.
—¡Ay, prima querida! —exclamó Nuria. Luego suspiró profundamente—, no me lo digas dos veces porque no soy de piedra…
—Ya sé que no lo eres. Este es el efecto que provoca ver a Goliat. Y no te digo nada cuando lo tienes entrando y saliendo ...
... del chocho. No puedes imaginar una sensación mejor.
—¡Ya…! Pero… Mira que lo que propones tiene miga…
Aun con todo, Nuria seguía sin aflojar sus reticencias, y no precisamente por entregarse al placer que Goliat le podría regalar, sino por mí, por miedo a dejarse ir y llegar más lejos. Así lo presentía yo.
—No creo que sea peor que las veces que nos hemos depilado mutuamente. Recuerda las veces que he tenido tu coño a mi alcance y tú el mío, y no ha pasado nada de nada.
¡Mano de santo!: mis palabras obraron el milagro y Nuria terminó cediendo ante mi perseverancia. No puedo negar que me sentí muy satisfecha de ello, y me recreé observando cómo se desnudaba ante mi atenta mirada, justo después de cerrar la puerta con llave, primero despojándose de la blusa y el sujetador, y después de la mini y el tanga.
«Es una mujer de bandera», pensé mientras se arrodillaba delante de mí, sobre la cama. El caso es que, hasta ese momento, nunca la había visto como a una hembra, pero, ahora que la tenía como mi bendita tía la trajo al mundo y dispuesta a gozar en mi presencia, me reafirmé respecto a que tiene un cuerpo de escándalo, algo rellenita, eso sí, pero sin pasarse, muy del estilo Scarlett Johansson, con unas curvas que quitan el sentido, un culo que ya quisieran muchas y los pechos agraciados en cuanto a forma y tamaño se refiere.
—¡La madre que te parió, hija de…! ¡Mira que estás rica, cabrona! —solté lo primero que se me pasó por la cabeza.
—Tranqui, Luz, no te ...